lunes, 16 de septiembre de 2013

"El Reloj de La Meca."



El Reloj de La Meca
Shaykh Mohammad Nazim Al-Haqqani An-Naqshibendi.
Sohbat del 28 de agosto del 2013. Lefke, Chipre.





Oh aquellos que aman y respetan a Shah Mardan, qué afortunados son. Qué afortunados son los que empiezan y terminan sus palabras en el recuerdo de los Nombres de Allah. ¡Qué bellas son las palabras de Shah Mardan! Oh Señor, somos débiles. Oh Señor, danos fuerza, porque nuestra condición es la debilidad. Somos débiles. Llévate nuestra debilidad con tu complacencia, Oh Señor. Continúa, Oh Shah Mardan. Lo que Allah quiere, sucede; lo que Allah no quiere, no sucede.





Bienvenidos, oyentes de Shah Mardan que aprenden de él el adab/buenas maneras, que lo aman y respetan. Qué afortunados y felices son de ser amantes de Shah Mardan, de esforzarse por ser sus amigos. ¿Por qué deben esforzarse? Por ser buenos. Mientras mejor es la persona, mayor es su honor. ¿Con quién y cómo el honor aumenta? Su honor aumenta cuando están junto a los honrados. Continúa, Shah Mardan. Tus amantes te adoran.





Sí, hoy estamos en Shawwal, la majestuosidad de este santo mes empezará a aparecer. La manifestación de hoy no es la misma que la de ayer. La manifestación de mañana tampoco puede suceder hoy.





Dastur (Danos permiso), Oh Shah Mardan, tus amantes te adoran. Déjanos adorar, ser adoradores, no animales. Sean de los que adoran. Dastur, Oh Shah Mardan. Bienvenidos a nuestra asamblea, a nuestra asociación. Bienvenidos, Oh amantes, Oh amigos, vengan a las asambleas de los amigos para que reciban honor de las mismas. El que está con animales, es un animal. El que está con ignorantes, es un ignorante. El que está con satán es satán. El que está con los buenos es bueno. El que está con los malos es malo.





Ajústense a sí mismos todos los días. Nuestro ajuste es decir "Bismillahi r-Rahmani r-Rahim". "Kullu amrin dhi balin lam yubda' bi Bismillahi fa huwa abtar", las obras sin Bismillah se cortan, son inútiles, del todo inútiles. Busquen que las obras tengan Bismillah. Una obra sin Bismillah no tiene bondad. Enseñen para que aprendan. ¿Qué es lo que la gente aprende más rápido, Sheikh Mehmet Effendi? Hacer lo que satán hace parece ser lo más fácil para la gente. Hacer lo que satán les dice es un placer para la gente. Hacer lo que el Profeta les dice que hagan les resulta difícil. Ser un animal de satán les parece fácil. Ser un siervo de Allah se les hace difícil. Astaghfirullah.





Digamos "Bismillahi r-Rahmani r-Rahim". ¡Qué agradable! Que haya salud en nuestros cuerpos, fuerza en nuestra espiritualidad y aumento del honor. Oh Señor, ta'allamu/aprendan. Aprendan. Un hombre puede aprender tanto lo bueno como lo malo. Halla honor en lo bueno y perjuicio en lo malo.





¿Cuál es el sufrimiento de la gente en la Tierra? Continúa, Oh Shah Mardan. ¿Por qué sufren? Sufren porque están vociferando por doquier en las calles. ¿Por qué sufren? No están satisfechos, no están cómodos, ni con la comida, ni con la bebida, ni con su casa, ni con un palacio. No están satisfechos con los rangos.





Allah Allah. Allah les ha servido a todos. Al-Karim/El Generoso es Su Nombre. Al-Karim, lo que quiere decir que los favores de Allah son ilimitados. ¿Por qué temen, idiotas? ¿Qué temen? Son los siervos de Allah Jalla Jalaluhu, cuya amabilidad no tiene fin. ¿Por qué temen? Temen porque no tienen adab. Ustedes no tienen adab hacia su Creador. Si tuvieran adab, no temerían. Busquen adab. Enséñenlo, enseñen adab. La base del adab es Bismillahi r-Rahmani r-Rahim. Díganlo. Si algo se empieza con el Nombre de Allah no puede dejarse incompleto. El trabajo que empezó con el Bismillahi r-Rahmani r-Rahim no es vano, no se corta, no es incompleto.





Vayan a las puertas grandes. Vayan a Janabul-Haqq, cuyos favores no tienen fin. ¿Quién los llevará hasta ahí? Los Santos como Shah Mardan. Sus amantes están relajados y cómodos, sin preocupaciones. "¿Qué preocupaciones debería de tener, si mi abuelo es un Rey y mi padre es un Sultán? ¿Qué debo temer?". La gente no puede pensar, no puede pensar. El que no puede pensar es un animal. El que piensa, es Hombre.

Sí, aprendan, wa ta'allamu. Aprendan.





Continúa, Oh Shah Mardan. Sí, aprendan, porque ustedes no vinieron a este mundo a manejar inversiones, Sheikh Effendi. ¿Qué manejarán con las inversiones? "No las manejaremos". ¿Qué harán entonces? "Construiremos rascacielos". Lo que ellos llaman rascacielos está tirando por el piso la inversión. Suban tanto como puedan, ¿estarán seguros allí? "Él construyó 5 pisos y yo construiré 10". "Él construyó 10 pisos y yo construiré 20". "Déjame ir hasta el piso, manejar mis inversiones de modo que me sienta orgulloso de que son 10 veces más grandes que las tuyas". Ese es su orgullo y su fanfarroneo, Haji Mehmet. "Yatatabaluna fil bunyan". Palabras del Profeta, un mensaje de los Cielos. "Llegará un tiempo en el que la gente competirá con sus construcciones". ¿Quién puede construir el edificio más alto? Que caiga sobre ustedes. Hasha min al-hudur. ¿Qué harán ustedes con un edificio de 100 pisos, con un edificio tan alto? "El edificio que construí es un rascacielos". Bueno... si el dueño del rascacielos se sienta en el piso más alto y el ángel de la muerte viene hacia él para pedir su alma, él morirá encima de tantos niveles. ¿Y qué harán con ese hombre? ¿Qué harán? ¿El hombre de mayor rango la bajará en sus brazos? No. Lo envolverán en una manta o en ropa de lino, luego lo entrarán al elevador y lo enviarán hacia abajo. Tanto como subió, ha de bajar. El hombre tiene una casa de 100 pisos, ¿qué debo hacer con el de la casa de 100 pisos? ¿Qué le harán cuando muera? Lo envolverán en un manto o en paños y lo entrarán al elevador. Ellos ni siquiera entrarán con él, porque tendrán miedo. El dueño está muerto. Murió el dueño de este rascacielos. "Pónganse de pie". "No, ¿por qué?", dirán ellos. "Pónganlo en el elevador, ciérrenlo y déjenlo caer". Ese es el fin de esa persona.





La mente de la gente de hoy no funciona. Sus mentes no están funcionando. Si funcionara, sabrían qué hacer. Si funcionara, sabrían qué necesitan. Si funcionara, hicieran sus ajustes. Se ajustarían. La gente de hoy día se acuesta ebria y se levanta ebria.





"¿Qué ajuste? ¿Acaso se les ocurrió algún ajuste ahora?". Por supuesto. Su ajuste debe quedarles claro. Ad-dinu n-nasiha (La religión es consejo). La religión es consejo. Incluso un rey tiene ajuste. Si se desajusta, también colapsará. Ellos no pondrían en el trono a un rey muerto. "Él fue un rey, déjenlo sentar aquí", no. Piensen, Oh hombres que no piensan. ¿Por qué pelean? Pelean porque están desajustados. Un hombre sin ajustar, pelea. Su ajuste es tener un trabajo, ser un granjero, ser gobernador o pasha, ser rey. ¿Ustedes saben cuál es su ajuste? Ellos le llaman 'hombre desajustado' al que no se conoce a sí mismo, no sabe lo que hace ni qué hacer. Tiene relojes que están desajustados, ¿de qué sirven? Lo que todos los Profetas, alaihi s-salam, y Shah Mardan le dicen a los Hombres es: "Sepan cómo ajustarse a sí mismos". Ellos lo describieron todo. Sepan cómo ajustarse a ustedes mismos. Si no saben cómo hacerlo, busquen a uno que sepa ajustarlos. No cualquiera puede lidiar con el ajuste de la gente.





Sí. Adelante, Oh Shah Mardan. Hay noticias de que en Hijaz, el gobierno hizo un reloj. Hicieron un reloj en Hijaz, como el de Londres. Bueno, pusieron el reloj en su lugar. ¿Ahora todos pueden acercarse y hacer sus ajustes? ¿Cómo podrían? El gobierno hizo un reloj más alto que el minarete de Hijaz, porque son muy inteligentes... Sin embargo, sus ojos no pueden ver un reloj pequeño. Ellos tienen relojes en sus muñecas. Usan el reloj de pulsera cuando es necesario. Ahora bien, teniendo un reloj de pulsera, Sheikh Mehmet Effendi, ¿por qué construyen uno grande, que va de la Tierra al Cielo, como una torre de Nimrod? ¿Cuál es el punto? El que no puede ver, no puede ver desde arriba ni desde abajo. Hagan sus ajustes. Ellos hicieron este reloj, pero no cualquiera pudo ajustarlo. Vino un hombre especial y lo hizo. ¿Y ustedes? Ese reloj se ajusta, ¿ustedes no?





Ustedes tienen ambas cosas: ajuste y balance. Fue el Profeta quien le enseñó ajuste y balance a la humanidad. Quien no obedece a los Profetas no tiene ajuste. ¿Cómo es que le llaman? Les dicen "desajustados". Hasha min al-hudur. Tienen el reloj, pero fuera de tiempo. El ajuste del Hombre viene de los Cielos, Sheikh Mehmet Effendi. ¿Quiénes son los Profetas? Los Profetas son los que hacen y reparan el ajuste de la gente. Muchos Profetas vinieron, alaihimu s-salam. Ellos les dijeron a sus naciones: "Vengan acá, sus obras están desajustadas". Continúa, Oh Shah Mardan. Ellos dijeron: "Sus obras están desajustadas. ¿Qué hacen? Adoran ídolos de madera, ¿qué ajuste es ese?". ¿No pueden ver el tiempo en sus relojes? Construyeron un reloj tan alto como la torre de Nimrod. ¿Quién lo ajustará? Dicen que alguien sabe hacerlo. El mundo entero está sufriendo por falta de ajuste. La gente está desajustada. Tampoco buscan quién pueda repararlos. Todo su trabajo es equívoco.





Allahu Akbar wa LiLlahi-l Hamd. El ajuste empieza con Bismillahi r-Rahmani r-Rahim. Quien no recita el Bismillah no tiene ajuste. Sin ajuste, uno no tiene valor. Puede que lleve una corona de oro, ropa bordada en oro... no tiene valor. ¿Cuál es su ajuste? La gente de este tiempo perdió su ajuste. No son concientes de lo que están haciendo. Ellos no entienden su propósito. Adelante, Oh Shah Mardan. ¿Para qué es el reloj en sus manos y bolsillos? Les muestra su ajuste. Hay uno que les muestra su tiempo y otra herramienta que les muestra sus ajustes. Eso es lo importante.





¿Cuál de estos líderes tiene ajuste? No lo digan, si es un secreto. Este es el líder de los rusos, este es el palacio del Papa. No lo digan. Este es el líder de tal y tal estado. ¿Quién los ajustó? Un Papa se fue y otro vino. ¿Cuál es el ajuste del Papa? Uno no se hace Papa por usar su vestido. ¿Él fue ajustado? ¿Quién lo ajustó? Si está ligado a Jesús, ¿cómo Jesús lo ajustaría de esa manera? Díganme. ¿Acaso Jesús le ajustó para tocar las campanas? ¿Le ajustó para hacer la cruz? ¿Ustedes fueron creados para beber y bailar? Satán hizo que todo el mundo se desajustara. Ninguno quedó ajustado. Con un mal ajuste, el mundo perdió su equilibrio.





¿Cómo uno se ajusta? Con el Bismillahi r-Rahmani r-Rahim. Si ustedes quieren ser ajustados, digan "Bismillahi r-Rahmani r-Rahim". Adelante, Oh Shah Mardan. Tus amantes te adoran. Nosotros lo queremos así. Queremos que los poseedores de fuerza espiritual reparen el ajuste de las personas. Eso no se hace con dinero ni con pistolas, ni con tecnología; es algo fuera de este mundo. Ese ajuste proviene de los Cielos. La Biblia, La Torá, Los Salmos, y El Generoso Corán fueron enviados a la gente para que se ajustaran. Hasta hoy, hay cuatro Libros Sagrados que nadie está leyendo, ninguno que entienda nuestro ajuste.





Ellos dicen que su ajuste es estar bajo tal nombre en tal grupo y hacer reuniones. "Agrupémonos para hacer nuestro propio ajuste". Si hacen su propio ajuste, no vale de nada. El ajuste sólo puede hacerlo su Maestro. Adelante, Oh Shah Mardan. Hoy, las mujeres perdieron su ajuste. Hoy, la juventud perdió su ajuste. Hoy, los gobiernos perdieron su ajuste. Hoy, la gente en general perdió su ajuste. Cayendo en las situaciones confusas de hoy en día, la gente perdió su ajuste.





¡Qué lástima! El mundo islámico está peleando entre sí y los grupos no musulmanes están apresurándose a salvarlos y a hacerles ajustes. Es una lástima. El ajuste de un musulmán está completo, es perfecto. "No lo queremos. Haremos un nuevo ajuste". ¿Cuál es ese nuevo ajuste? "Una regulación". Sí, ustedes quieren deshacerse de la Sharía y traer una nueva regulación. Que Allah se lleve sus almas. De todas formas, ya perdieron su honor, perdieron su fe, que Él se lleve sus almas también. No hablen tonterías sobre la regulación. Está la Shari'atun Ahmadiyya, búsquenla. Corrijan su ajuste con la Sharía. Si no lo corrigen, piensen sobre lo que caerá sobre ustedes y qué les sucederá. Adelante, Oh Shah Mardan. ¡Qué débiles somos! ¡Cuán ignorantes nos tornamos! Turquía está así, la India está así, Arabia está así, Egipto está así; los musulmanes de todas partes están en la miserabilidad. No tienen ajuste.





Enviada desde los Cielos, la Shari'atun Ahmadiyya enseña el ajuste perfecto. Si mostramos un ajuste perfecto, no excedemos los límites. Oh Señor, envíanos al Sahib que corregirá nuestro ajuste. Estamos esperando por él, ya no queda nada. Si no, los musulmanes seguirán aplastando a los musulmanes. Un musulmán no puede aplastar a otro. Incluso si levantan la mano para aplastar a una hormiga, Oh humanidad, habrán perdido el Camino. "Hay un Creador que me creó, ¿cómo te atreves a matarme?". Hay cientos y miles de personas girando en la rueda de la muerte. Esa rueda cortará las cabezas de quienes la crearon algún día. Ellos deben tener cautela y corregir sus ajustes, deben ajustarse a sí mismos. Gobiernos desajustados y líderes desajustados se han vuelto un problema para su nación. Algo les sucederá a ellos.





Oh Señor, envianos al Sahib que alzará la bandera del Islam. Asakiri Mansuri Muhammadiyya (Victoriosos Soldados de Muhammad), sus banderas, la bandera del Profeta, ¡álcenla! Abandonen los asuntos vanos, abandonen los nombres vanos. Oh Shah Mardan, tus palabras son muy bellas. Tus amantes te adoran. Intercede por nosotros para que Rabbul 'Alamin nos envíe a Shah Mardan, nos traiga de vuelta a nuestros sentidos y nos ajuste correctamente. Ahora somos 2 o 3 billones de musulmanes y ninguno está ajustado. Qué pena...





Oh Señor, envíanos al Sultán. Si nuestro ajuste se completa, ellos temerán hasta nuestros nombres, aunque el mundo entero sea de satán. Que Allah nos aleje de satán. Que Allah nos envie al Sultán que pueda ajustarnos por completo. Sigue, Oh Shah Mardan, tus amantes te adoran. Fatiha. Allah, somos débiles (qawwi dha'fana fi ridak). Ganamos fuerza con tu complacencia. Si Allah no se complace con uno, no tendremos fuerzas. Ni las bombas, ni las pistolas, ni los fusiles son útiles. Pídanle a Allah que envíe un hombre ajustado. Luego, observen cómo él educa a las personas, especialmente al mundo Islámico.





El ajuste de todos está defectuoso. Ajústense a sí mismos. ¿Qué es un ajuste? Con el permiso de Allah, "Allah prescribe justicia, bondad y liberalidad con los parientes. Prohíbe la deshonestidad, lo reprobable y la opresión. Os exhorta. Quizás, así, os dejéis amonestar" (16:90). Sí. Tenemos a nuestro Shaykh. Ellos dejan que lo recitemos cada Yumua. "Pero el recuerdo de Allah es más importante aún. Él sabe lo que hacéis" (29:45). Bien, lo entendimos. La Voluntad Divina. Allah ordena justicia, bondad y generosidad con los parientes; y prohíbe la deshonestidad, la injusticia y la malicia. El recuerdo de Allah es más importante; Él sabe lo que hacen. Ellos lo recitan todas las semanas. La fuerza del Islam está en eso. El ajuste es ese. El ajuste del Hombre es ese. "Innallaha ya'muru bil 'adli wal-ihsani wa ita'i dhil-qurba wa yanha 'an il fahshai wa l-munkari" (16:90). "Wa lazikrullahi akbar w'Allahu ya'lamu ma tasna'un" (29:45). Sí, ¡eso es! Ahí hay una orden para el mundo entero. Lo que difiere de esto es vano y desajustado. Aprendan a ajustarse con el Generoso Corán. "Allah prescribe justicia, bondad y liberalidad con los parientes. Prohíbe deshonestidad, maldad y opresión. Quizás, así, os dejéis amonestar" (16:90) Allahu Akbar. Allahu Akbar. Masha'Allah, Oh Shah Mardan.





Estamos abiertos. Levantaremos la bandera del Islam. Lucharemos por esto, Oh gente, especialmente los estados musulmanes. Fatiha. SI no siguen la Orden de Allah, ¿qué dice Janab-ul Allah? "Él puede enviaros un castigo de arriba o de abajo, o de desconcertaros con partidos diferentes y haceros gustar vuestra mutua violencia" (6:65). Sadaqa Allah-ul Azim. Reciban su castigo ahora. Adelante, Shah Mardan. Tu asamblea es la asamblea del conocimiento. Que escuchemos, lo practiquemos y nos ajustemos. Que salvemos al Hombre de la maldad de satán. Fatiha.





Enlace al vídeo:

http://saltanat.org/videopage.php?id=9019&name=2013-08-28_tr_MekkaSaat.mp4


9 comentarios:

  1. Excediendo la analogía al máximo, y en relación con EL ZAHIR, también BORGES, el Mulás Nasrudín Porteño, el inconsciente o supraconsciente DERVICHE, está denotado aquí sobre EL GRAN RELOJ DE LA ERGÁSTULA y el OTRO DE ALLAH y sobre el AJUSTE y el DESAJUSTE: Borges redactó un milagroso y autobiográfico cuento sobre EL ZAHIR:


    Jorge Luis Borges
    (1899–1986)


    El Zahir
    (El Aleph, 1949)





    En Buenos Aires el Zahir es una moneda común de veinte centavos; marcas de navaja o de cortaplumas rayan las letras N T y el número dos; 1929 es la fecha grabada en el anverso. (En Guzerat, a fines del siglo XVIII, un tigre fue Zahir; en Java, un ciego de la mezquita de Surakarta, a quien lapidaron los fieles; en Persia, un astrolabio que Nadir Shah hizo arrojar al fondo del mar; en las prisiones de Mahdí, hacia 1892, una pequeña brújula que Rudolf Carl von Slatin tocó, envuelta en un jirón de turbante; en la aljarra de Córdoba, según Zotenberg, una veta en el mármol de uno de los mil doscientos pilares; en la judería de Tetuán, el fondo de un pozo.) Hoy es el trece de noviembre; el día siete de junio, a la madrugada llegó a mis manos el Zahir; no soy el que era entonces pero aún me es dado recordar; y acaso referir, lo ocurrido. Aún, siquiera parcialmente, soy Borges.
    El seis de junio murió Teodelina Villar. Sus retratos, hacia 1930, obstruían las revistas mundanas; esa plétora acaso contribuyó a que la juzgaran muy linda, aunque no todas las efigies apoyaran incondicionalmente esa hipótesis. Por lo demás, Teodelina Villar se preocupaba menos de la belleza que de la perfección. Los hebreos y los chinos codificaron todas las circunstancias humanas; en la Mishnah se lee que, iniciando el crepúsculo del sábado, un sastre no debe salir a la calle con una aguja; en el Libro de los Ritos que un huésped, al recibir la primera copa, debe tomar aire grave y al recibir la segunda, un aire respetuoso y feliz. Análogo, pero más minucioso, era el rigor que se exigía Teodelina Villar. Buscaba, como el adepto de Confucio o el talmudista, la irreprochable corrección de cada acto, pero su empeño era más admirable y más duro, porque las normas de su credo no eran eternas, sino que se plegaban a los azares de París o de Hollywood. Teodelina Villar se mostraba en lugares ortodoxos, a la hora ortodoxa, con atributos ortodoxos, con desgano ortodoxo, pero el desgano, los atributos, la hora los lugares caducaban casi inmediatamente y servirían (en boca de Teodelina Villar) para definición de lo cursi. Buscaba lo absoluto, como Flaubert, pero lo absoluto en lo momentáneo. Su vida era ejemplar y, sin embargo, la roía sin tregua una desesperación interior. Ensayaba continuas metamorfosis, como para huir de sí misma; el color de su pelo y las formas de su peinado eran famosamente inestables. También cambiaban la sonrisa, la tez, el sesgo de los ojos. Desde 1932, fue estudiosamente delgada... La guerra le dio mucho qu epensar. Ocupado París por los alemanes ¿cómo seguir la moda? Un extranjero de quien ella siempre había desconfiado se permitió abusar de su buena fe para venderle una porción de sombreros cilíndricos; al año, se propaló que esos adefesios nunca se habían llevado en París y por consiguiente no eran sombreros, sino arbitrarios y desautorizados caprichos. Las desgracias no vienen solas; el doctor Villar tuvo que mudarse a la calle Aráoz y el retrato de su hija decoró anuncios de cremas y de automóviles. (¡Las cremas que harto se aplicaba, los automóviles que ya no poseía!) Ésta sabía que el buen ejercicio de su arte exigía una gran fortuna; prefirió retirarse a claudicar. Además, le dolía competir con chicuelas insustanciales. El siniestro departamento de Aráoz resultó demasiado oneroso; el seis de junio, Teodelina Villar cometió el solecismo de morir en pleno Barrio Sur. ¿Confesaré que, movido por la más sincera de las pasiones argentinas, el esnobismo, yo estaba enamorado de ella y que su muerte me afectó hasta las lágrimas? Quizá ya lo haya sospechado el lector.








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  2. En los velorios, elprogreso de la corrupción hace que el muerto recupere sus caras anteriores. En alguna etapa de la confusa noche del seis, Teodelina Villar fue mágicamente la que fue hace veinte años; sus rasgos recobraron la autoridad que dan la soberbia, el dinero, la juventud, la conciencia de coronar una jerarquía, la falta de imaginación, las limitaciones, la estolidez. Más o menos pensé: ninguna versión de esa cara que tanto me inquietó será la última, ya que pudo ser la primera. Rígida entre las flores la dejé, perfeccionando su desdén por la muerte. Serían las dos de la mañana cuando salí. Afuera, las previstas hileras de casas bajas y de casas de un piso habían tornado ese aire abstracto que suelen tomar en la noche, cuando la sombra y el silencio las simplifican. Ebrio de una piedad cas impersonal, caminé por las calles. En la esquina de Chile y de Tacurí vi un almacén abierto. En aquel almacén, para mí desdicha, tres hombres jugaban al truco.
    En la figura que se llama oximoron, se aplica a una palabra un epíteto que parece contradecirla; así los gnósticos hablaron de luz oscura, los alquimistas, de un sol negro. Salir de mi última visita a Teodelina Villar y tomar una caña en un almacén era una especie de oxímoron; su grosería y su facilidad me tentaron. (La circunstancia de que se jugara a los naipes aumentaba el contraste.) Pedí una caña de naranja; en el vuelto me dieron el Zahir; lo miré un instante; salí a la calle tal vez con un principio de fiebre. Pensé que no hay moneda que no sea símbolo de las monedas que sin fin resplandecen en la historia y la fábula. Pensé en el óbolo de Caronte; en el óbolo que pidió Belisario; en los treinta dineros de Judas; en las dracmas de la cortesana Laís; en la anrigua moneda que ofreció uno de los durmientes de Éfeso; en las claras monedas del hechicero de las 1001 Noches, que después eran círculos de papel; en el denario inagotable de Isaac Laquedem; en las sesenta mil piezas de plata, una por cada verso de una epopeya, que Firdusi devolvió a un rey porque no eran de oro; en la onza de oro que hizo clavar Ahab en el mástil; en el florín irreversible de Leopold Bloom; en el luis cuya efigie delató, cerca de Varennes, al fugitivo Luis XVI. Como en un sueño, el pensamiento de que toda moneda permite esas iluestres connotaciones me pareció de vasta, aunque inexplicable, importancia. Recorrí, con creciente velocidad, las calles y las plazas desiertas. El cansancio me dejó en una esquina. Vi una sufrida verja de fierro; detrás vi las baldosas negras y blancas del atrio de la Concepción. Había errado en círculo; ahora estaba a una cuadra del almacén donde me dieron el Zahir.
    Doblé; la ochava oscura me indicó, desde lejos, que el almacén ya estaba cerrado. En la calle Belgrano tomé un taxímetro. Insomne, poseído, casi feliz, pensé que nada hay menos material que el dinero, ya que cualquier moneda (una moneda de veinte centavos, digamos) es, en rigor, un repertorio de futuros posibles. El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro. Puede ser una tarde en las afueras, puede ser música de Brahms, puede ser mapas, puede ser ajedrez, puede ser café, puede ser las palbras de Epicteto, que enseñan el desprecio del oro; es un Proteo más versátil que el de la isla de Pharos. Es tiempo imprevisible, tiempo de Bergson, no duro tiempo del Islam o del Pórtico. Los deterministas niegan que haya en el mundo un solo hecho posible, id est un hecho que pudo acontecer; una moneda simboliza nuestro libre albedrío. (No sospechaba yo que esos <> eran un artificio contra el Zahir y una primera forma de demoníaco influjo.) Dormí tras de tenaces cavilaciones, pero soñé que yo era las monedas que custodiaba un grifo.
    Al otro día resolví que yo había estado ebrio. También resolví librarme de la moneda que tanto me inquietaba. La miré: nada tenía de particular, salvo unas rayaduras. Enterarla en el jardín o esconderla en un rincón de la biblioteca hubiera sido lo mejor, pero yo quería alejarme de su órbita. Preferí perderla. .

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  3. No fui al Pilar, esa mañana, ni al cementerio; fui, en subterráneo, a Constitución y de Constitución a San Juan y Boedo. Bajé impensadamente, en Urquiza; me dirigí aloeste y al sur; barajé, con desorden estudioso, unas cuantas esquinas y en una calle que me pareció igual a todas, entré en un boliche cualquiera, pedí una caña y la pagué con el Zahir. Entrecerré los ojos, detrás de los cristales ahumados; logré no ver los números de las casas ni el nombre de la calle. Esa noche, tomé una pastilla de veronal y dormí tranquilo.
    Hasta fines de junio me distrajo la tarea de componer un relato fantástico. Éste encierra dos o tres perifrasis enigmáticas —en lugar de sangre pone agua de la espada; en lugar de oro, lecho de la serpiente— y está escrito en primera persona. El narrador es un asceta que ha renunciado al trato de los hombres y vive en una suerte de páramo. (Gnitaheidr es el nombre de ese lugar.) Dado el candor y la sencillez de su vida, hay quienes lo juzgan un ángel; ello es una piadosa exageración, porque no hay hombre que esté libre de culpa. Sin ir más lejos, él mismo ha degollado a su padre; bien es verdad que éste era un famoso hechicero que se había apoderado, por artes mágicas, de un tesoro infinito. Resguardar el tesoro de la insana codicia de los humanos es la misión a la que ha dedicado su vida; día y noche vela sobre él. Pronto, quizá demasiado pronto, esa vigilia tendrá fin: las estrellas le han dicho que ya se ha forjado la espada que la tronchará para siempre. (Gram es el nombre de esa espada.) En un estilo cada vez más tortuoso, pondera el brillo y la flexibilidad de su cuerpo; en algún párrafo habla distraídamente de escamas; en otro dice que el tesoro que guarda es de oro fulgurante y de anillos rojos. Al final entendemos que el asceta es la serpiente Fafnir y el tesoro en que yace, el de los Nibelungos. La aparición de Sigurd corta bruscamente la historia.
    He dicho que la ejecución de esa fruslería (en cuyo decurso intercalé, seudoeruditamente, algún verso de la Fáfnismál) me permitió olvidar la moneda. Noches hubo en que me creí tan seguro de poder olvidarla que voluntariamente la recordaba. Lo cierto es que abusé de esos ratos; darles principio resultaba más fácil que darles fin. En vano repetí que ese abominable disco de niquel no difería de los otros que pasan de una mano a otra mano, iguales, infinitos e inofensivos. Impulsado por esa reflexión, procuré pensar en otra moneda, pero no pude. También recuerdo algún experimento, frustrado, con cinco y diez centavos chilenos, y con un vintén oriental. El dieciséis de julio adquirí una libra esterlina; no la miré durante el día, pero esa noche (y otras) la puse bajo un vidrio de aumento y la estudié a la luz de una poderosa lámpara eléctrica. Después la dibujé con un lápiz, a través de un papel. De nada me valieron el fulgor y el dragón y el San Jorge; no logré cambiar de idea fija.
    El mes de agosto, opté por consultar a un psiquiatra. No le confié toda mi ridícula historia; le dije que el insomnio me atormentaba y que la imagen de un objeto cualquiera solía perseguirme; la de una ficha o la de una moneda, digamos... Poco después, exhumé en una librería de la calle Sarmiento un ejemplar de Urkunden zur Geschichte der Zahirsage (Breslau, 1899) de Julius Barlach.

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  4. En aquel libro estaba declarado mi mal. Según el prólogo, el autor se propuso “reunir en un solo volumen en manuable octavo mayor todos los documentos que se refieren a la superstición del Zahir, incluso cuatro piezas pertenecientes al archivo de Habicht y el manuscrito original de informe de Philip Meadows Taylor”. La creencia en el Zahir es islámica y data, al parecer, del siglo XVIII. (Barlach impugna los pasajes que Zotenberg atribuye a Abulfeda.) Zahir, en árabe, quiere decir notorio, visible; en tal sentido, es uno de los noventa y nueve nombres de Dios; la plebe, en tierras musulmanas, lo dice de <>. El primer testimonio incontrovertido es el del persa Lutf Alí Azur. En las puntuales páginas de la enciclopedia biográfica titulada Templo del Fuego, ese polígrafo y derviche ha narrado que en un colegio de Shiraz hubo un astrolabio de cobre, “construido de tal suerte que quien lo miraba una vez no pensaba en otra cosa y así el rey ordenó que lo arrojaran a lo más profundo del mar, para que los hombres no se olvidaran del universo”. Más dilatado es el informe de Meadow Taylos, que sirvió al nizam de Haidarabad y compuso la famosa novela Confessions of a Thug. Hacia 1832, Taylor oyó en los arrabales de Bhuj la desacostumbrada locución “Haber visto al Tigre” (Verily he has looked on the Tiger) para significar la locura o la santidad. Le dijeron que la referencia era a un tigre mágico, que fue la perdición de cuantos lo vieron, aun de muy lejos, pues todos continuaron pensando en él, hasta el fin de sus días.r

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  5. Alguien dijo que uno de esos desventurados había huido a Mysore, donde había pintado en unpalacio la figura del tigre. Años depsués, Taylor visitó las cárceles de ese reino; en la de Nithur el gobernador le mostró una celda, en cuyo piso, en cuyos muros, y en cuya bóveda un faquir musulmán había diseñado (en bárbaros colores que el tiempo, antes de borrar, afinaba) una especie de tigre infinito. Ese tigre estaba hecho de muchos tigres, de vertiginosa manera; lo atravesaban tigres, estaba rayado de tigres, incluía mares e Himalayas y ejércitos que parecían otros tigres. El pintor había muerto hace muchos años, en esa misma celda; venía de Sind o acaso de Guzerat y su propósito inicial había sido trazar un mapamundi. De ese propósito quedaban vestigios en la monstruosa imagen. Taylor narró la historia a Muhammad Al-Yemení, de Fort William; éste le dijo que no había criatura en el orbe que no propendiera a Zaheer[1], pero que el Todomisericordioso no deja que dos cosas lo sean a un tiempo, ya que una sola puede fascinar muchedumbres.

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  6. Dijo que siempre hay un Zahir y que en la Edad de la Ignorancia fue elídolo que se llamó Yaúq y después el profeta del Jorasán, que usaba un velo recamado de piedras o una máscara de oro[2]. También dijo que Dios es inescrutable.
    Muchas veces leí la monografía de Barlach. Yo desentraño cuáles fueron mis sentimientos; recuerdo la desesperación cuando comprendí que ya nada me salvaría, el intrínseco alivio de saber que yo no era culpable de mi desdicha, la envidia que me dieron aquellos hombres cuyo Zahir no fue una moneda sino un trozo de mármol o un tigre. Qué empresa fácil no pensar en un tigre, reflexioné. También recuerdo la inquietud singular con que leí este párrafo: “Un comentador del Gulshan i Raz dice que quien ha visto al Zahir pronto verá la Rosa y alega un verso interpolado en el Asrar Nama (Libro de las cosas que se ignoran) de Attar: el Zahir es la sombra de la Rosa y la rasgadura del Velo”.
    La noche que velaron a Teodelina, me sorprendió no ver entre los presentes a la señora de Abascal, su hermana menor. En octubre, una amiga suya me dijo:
    —Pobre Julita, se había puesto rarísima y la internaron en el Bosch. Cómo las postrará a las enfermeras que le dan de comer en la boca. Sigue dele temando con la moneda, idéntica al chauffeur de Morena Sackmann.
    El tiempo, que atenúa los recuerdos, agrava el del Zahir. Antes yo me figuraba el anverso y después el reverso; ahora, veo simultáneamente los dos. Ello no ocurre como si fuera de cristal el Zahir, pues una cara no se superpone a la otra; más bien ocurre como si la visión fuera esférica y el Zahir campeara en el centro. Lo que no es el Zahir me llega tamizado y como lejano: la desdeñosa imagen de Teodelina, el dolor físico. Dijo Tennyson que si pudiéramos comprender una sola flor sabríamos quiénes somos y qué es el mundo. Tal vez quiso decir que no hay hecho, por humilde que sea, que no implique la historia universal y su infinita concatenación de efectos y causas. Tal vez quiso decir que el mundo visible se da entero en cada representación, de igual manera que la voluntad, según Schopenhauer, se da entera en cada sujeto. Los cabalistas entendieron que el hombre es un microcosmo, un simbólico espejo del universo; todo, según Tennyson, lo sería. Todo, hasta el intolerable Zahir.
    Antes de 1948, el destino de Julia me habrá alcanzado. Tendrán que alimentarme y vestirme, no sabré si es de tarde o de mañana, no sabré quién fue Borges. Calificar de terrible ese porvenir es una falacia, ya que ninguna de sus circunstancias obrará para mí. Tanto valdría mantener que es terrible el dolor de un anestesiado a quien le abren el cráneo. Ya no percibiré el universo, percibiré el Zahir. Según la doctrina idealista, los verbos vivir y soñar son rigurosamente sinónimos; de miles de apariencias pasaré a una; de un sueño muy complejo a unsueño muy simple. Otros soñarán que estoy loco y yo con el Zahir. Cuando todos los hombres de la tierra piensen, día y noche, en el Zahir, ¿cuál será un sueño y cuál una realdad, la tierra o el Zahir?
    En las horas desiertas de la noche aún puedo caminar por las calles. El alba suele sorprenderme en un banco de la plaza Garay, pensando (procurando pensar) en aquel pasaje del Asrar Nama, donde se dice que Zahir es la sombra de la Rosa y la rasgadura del Velo. Vinculo ese dictamen a esa noticia: Para perderse enDios, los sufíes repiten su propio nombre o los noventa y nueve nombres divinos hasta que éstos ya nada quieren decir. Yo anhelo recorrer esa senda. Quizá yo acabe por gastar el Zahir a fuerza de pensarlo y de repensarlo, quizá detrás de la moneda esté Dios.

    A Wally Zenner.


    [1] Así escribe Taylor esa palabra.

    [2] Barlach observa que Yaúq figura en Alcorán (LXXXI, 23) y que el profeta es Al-Moqanna (El Velado) y que nadie, fuera del sorprendente corresponsal Philip Meadows Taylor, los ha vinculado al Zahir

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  7. http://relatosdeternidad.forocreacion.com/t2722-el-reloj-de-la-meca#14615

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  8. ASALAMU ALEYKUM. chucra wa chucru li llah por su ilimitada hospitalidad y refugiar a Borges, aquí, bajo la LUZ y el CALOR del Shaykh Mohammad Nazim Al-Haqqani An-Naqshibendi, que epitomó y popularizó EL COLOQUIO DE LOS PÁJAROS ( Viaje al Simurg) con un cuento similar a EL ZHIR: El Acercamiento a Almótasin.

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  9. La etimología más antigua de ERUDITO ( CORAZÓN GASTADO) se cumple plenamente en este SUFI que lo gastó en su CORDIAL busca de la VERDAD:Grand Shaykh Khalid al-Baghdadi

    "Khalid al Baghdadi fue el erudito de eruditos, el santo de santos, conocedor de conocedores y la luz y la luna llena de esta Orden en su tiempo. Era el guardia de las Realidades y la realidad de los secreos. Sus secretos ingresaban en los seres humanos de la misma manera que el alma ingresa al cuerpo. Si el Profeta (saws)no hubiese sido el Sello de la Profecia sus palabras hubiesen sido revelacion. Disemino el conocimiento de tanto la Ley Islamica como el Sufismo. El fue una autoridad en la Ley Divina y el Camino. El era el erudito de los santos perfectos. El era el centro del circulo de los polos espirituales en su tiempo. El era el media para fusionar los fines con los principios y los principios con los fines."

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