Muhammad Nazim Adil al-Haqqani al-Qubrusi. (n. Larnaca, Chipre, 1922). Cuatrigésimo Gran Maestro de la tariqa naqshbandi-mujaddidi-khalidi-haqqani, conocida más comúnmente como tariqa naqshbandi-haqqani o también nakshibendi hakkani, sucesor del Gran Maestro Abd Allah al-Faiz al-Daghestani (qs).
Es descendiente del Profeta del Islam, Muhammad, la bendición y la paz de Dios sean sobre él (sws). Entre sus antepasados se encuentran asimismo Mawlana Jalaluddin Rumi (qs) y Shaykh Abdulqadir al Jilani (qs). Turco chipriota, más recientemente en su árbol familiar, se encuentra emparentado con la Casa de Osman, la dinastía del Califato Otomano.
Reside en Chipre, aunque sus seguidores viven en zonas tan distantes entre sí como Estados Unidos, Canadá, Perú, Argentina, Chile, Líbano, Pakistán, India, Alemania, Inglaterra, Francia, España, Sudáfrica, Malasia, Indonesia, Turquía, Siria, etc.
Ha viajado intensamente por todas las tierras islámicas y gran parte del Occidente llevando el mensaje del Islam según la exposición magistral sufí del Camino de Muhammad (sws).
Sus obras
No es autor de ningún libro escrito, aunque varios de sus discursos han sido compilados por seguidores suyos en algunos libros.
No obstante ello, su principal enseñanza es oral, y se transmite ya sea a través de transcripciones de sus sohbets (charlas) o desde hace no mucho, a través de la transmisión de sus sohbets directamente desde Chipre.
Shaykh Nazim pertenece a la línea clásica del sufismo islámico sunnita que sostiene tradicionalmente el seguimiento conjunto de la haqiqa (las realidades espirituales internas) y la sharia (la legislación establecida por el Islam).
Sus enseñanzas varían desde diversos aspectos de la reforma del carácter del ser humano, poniendo un gran énfasis en la purificación del carácter, y en el mantenimiento de adab o forma perfecta de conducta en cada circunstancia, hasta enseñanzas sobre diversos aspectos políticos y sociales contemporáneos o las condiciones del sistema educativo, familiar o económico actual.
Es conocido por su defensa del Califato como forma tradicional de gobierno para los musulmanes, forma opuesta a la división actual del mundo islámico en diferentes países con gobiernos nacionalistas.
Shaykh Nazim enseña que el Califato Otomano, el último califato de los musulmanes, cumplió una función esencial en la preservación de la Paz en el Medio Oriente y que la caída del Califato, que sólo es un receso temporal, ha traído desunión, conflictos interminables y graves problemas al Medio Oriente y a los musulmanes en general.
Expone que el Califato pertenece a la sunnah, es decir, es una forma de gobierno divinamente aprobada modelada directamente en el gobierno del Islam que ejerció el Profeta Muhammad (sws), y sus primeros cuatro sucesores en el gobierno de los musulmanes o Califas Rectos, una forma de gobierno muy distinta a la democracia, la cual viene al mundo islámico como una importación del Occidente contraria a las enseñanzas del Profeta (sws) y que denuncia críticamente como un instrumento político al servicio en definitiva de los egos de los seres humanos, como soporte fundamental para todo acto de rebelión contra la Autoridad de Dios sobre sus siervos y fuente conflictos para los Banu Adam, la gran familia de la humanidad.
Shaykh Nazim enseña también que la economía global, cimentada sobre el papel moneda, es una economía contraria a las enseñanzas reveladas del Profeta del Islam, y expone que la banca mundial es una institución de tiranía en contra de los pueblos, amparada por los líderes mundiales que han dado la espalda a las legislaciones sagradas.
Condena por igual el capitalismo y el comunismo como formas de tiranías y opresión contra los pueblos.
Denuncia toda clase de opresión y advierte de la fuerza e inevitabilidad de la Justicia.
Su oposición a toda clase de terrorismo es ejemplar. Sin embargo, su valentía en el diagnóstico de nuestros tiempos le hace denunciar no sólo al así llamado terrorismo islámico, sino también a los terrorismos de estado que bajo el nombre de la ‘democracia’, arma seductora del shaytan, ocasiona muertes, oprobio y miseria en millones de musulmanes hoy en día.
También denuncia al terrorismo espiritual de la incredulidad, el materialismo y la ceguera por este mundo, causa de males y desórdenes que se extienden de Oriente a Occidente en todas las tierras.
Denuncia la comprensión occidental contemporánea del término 'libertad' como un instrumento ideológico que fue creado para derribar los límites divinamente establecidos de la legislación sagrada, con el efecto de generar un cúmulo de caos y problemas que antes la humanidad no conoció en esta medida. Sostiene que esa manera secular y anti-religiosa de entender la libertad es en el fondo una esclavitud, la esclavitud de los siglos XX y XXI, de los seres a sus egos. Libertad real, dice, es ejercer el poder de la voluntad para dominar al ego y dar así libre espacio al espíritu, el cual siempre anhela la Divina Presencia.
Los Reinos de Dios en su Divina Presencia, dice, son nuestra verdadera patria de origen. "Nosotros aquí no somos más que un mero reflejo de la realidades de nuestro espíritu en la Divina Presencia. Debemos encontrar el camino de regreso".
Denuncia asimismo la comprensión ideológica democrática del término ´igualdad´ en Occidente, como una forma de ´igualar hacia abajo´ a los seres humanos y de eliminar las diferencias naturales que traen entre los hombres la mayor o menor nobleza de espíritu. Dice que la nobleza del espíritu radica en la mayor o menor sumisión y entrega a Dios que uno pueda tener y que antaño, cuando la gente mostraba sus respetos a los siervos puros de Dios y a las autoridades rectas -las cuales, como en el Califato Otomano, eran a su vez discípulos de tales siervos-, la sociedad mostraba un orden que permitía que las poblaciones mantuvieran de manera adecuada su conexión con su Creador.
Denuncia asimismo, como expresión de dicha ‘igualatocracia’ que atenta contra las particularidades nobles y particulares de cada género, el feminismo contemporáneo, fuente de inagotables problemas para las familias, los hijos y las propias mujeres. Reivindica, frente a ello, los dones y el orden peculiar que nuestro Creador ha dotado para hombres y mujeres, unos expresión de la Majestad y la fuerza necesaria de la autoridad, siendo las mujeres expresión de la Belleza y la compasión, ambos igualmente dignos ante Allah.
Su firme defensa del legado islámico tradicional, y de la memoria del califato otomano como un modelo reciente y bendito de funcionamiento de un verdadero gobierno islámico y universal, le ganaron desde temprana edad diversas enemistades en el gobierno secular turco, al punto que fue puesto en prisión en su juventud por negarse a dar el llamado a la oración de los musulmanes (adhan o azan) en turco, como exigía en aquel entonces el gobierno, y hacerlo en árabe, como exige la religión del Islam. A sus casi noventa años de edad, el gobierno turco sigue insistiendo en ponerle trabas legales, habiéndole prohibido dar el jutbah (la alocución del viernes previa a la oración comunitaria de los musulmanes) en la parte turca de Chipre, donde Shaykh Nazim reside.
Shaykh Nazim es conocido por su intenso carisma y la simpatía y amor que genera entre muchas personas, por su carácter afable y por su apertura hacia toda clase de personas, así como por su buen humor el cual ejerce frecuentemente para transmitir enseñanzas y el cual no impide, sin embargo, que en ciertos momentos muestre relámpagos de cólera y rechazo, o su gran pena y su enojo por las condiciones actuales de rebeldía contra Dios y olvido del espíritu, de esclavitud al materialismo, y de insensatez anti-espirituales que viven y afectan a la mayoría de los seres humanos y en definitiva, al planeta como tal.
Ha sostenido visitas a miembros de las más diferentes religiones y denuncia los odios religiosos, raciales, nacionales o de cualquier otro tipo.
Su mensaje de amor sabe cruzar fronteras para llegar a los corazones de las personas.
Anima a las personas a buscar la espiritualidad, a seguir el camino honorable de los Profetas de Dios.
Lamenta el ateísmo, la indiferencia y las crisis de la religiosidad en esta época y, aunado a su amor por todo el género humano, asimismo es testigo incansable de un espíritu nuevo, de una apertura, de una convivencia pacífica digna y no deja de invitar, de muy diferentes maneras, a la gente a que libremente y tras sus propias reflexiones, comprendan el mensaje real del Islam -que se cuida de diferenciarlo de las versiones extrañas venidas recientemente con el wahabismo saudita, el salafismo que tiñe a muchos lugares árabes en Medio Oriente y, en menor medida, el reduccionismo semi-salafi que en ciertos aspectos muestra el deobandismo-.
Precisamente ha sido objeto de intensa y encendida polémica sobre todo por su conocida oposición a los peligros y desviaciones de múltiples reformismos islámicos, en particular el wahabismo y el salafismo.
Acusa a tales movimientos, de origen relativamente reciente en la historia del Islam, de generar tensiones, odios, sufrimientos y enemistades dentro de los propios musulmanes y de ignorar y rechazar, con resultados nefastos, la sabiduría acumulada de los siglos en el Islam.
Tales movimientos son una expresión de un reduccionismo materialista y una subversión del Islam ‘desde dentro’.
Su presencia en sí misma, con todo, y su incesante obra de bien y de apertura de los corazones, es una presencia constante de esperanza y alegría, de renovación de un sentido que se creía ya perdido para la sacralidad de la vida y la existencia, un lazo hacia un Horizonte Superior que renueva los corazones.
Cuando un monje de la ortodoxia rusa fue a visitarle a Chipre, exclamó: ¡Ciertamente este hombre es un santo de Dios!
Pacientemente, extiende una cálida invitación (da’wah), bajo mil modos distintos, para que las personas se animen a transitar por el augusto Camino de la realización integral en consonancia con la perfección de la Divina Sabiduría, la Vía noble del Islam.
En uno de sus viajes en España, por ejemplo, fue a visitar a unos monjes budistas, exponiéndoles la espiritualidad islámica o sufismo, y al término del viaje algunos monjes aceptaron el Islam.
Acontecimientos de este tipo son comunes en las visitas que ha realizado al rededor del mundo.
Acontecimientos de este tipo son comunes en las visitas que ha realizado al rededor del mundo.
“Dios mío, yo he dejado todo, todo, excepto a Ti. Ahora, estoy Contigo. Yo sé que Tú nunca me dejarás, que Tú estás siempre conmigo.
ResponderEliminarPero yo no estoy Contigo y ahora me gustaría estar Contigo, aunque sea por un tiempo.
Dios mío, por un momento yo me sentaré Contigo, mirándote, escuchándote haciendo lo que hago sólo por Ti, y siendo solo para ti”
ME GUSTO MUCHO ESTA ORACION.
GRACIAS POR COMPARTIRLA