domingo, 16 de septiembre de 2012

"El Ladrón y la Miel."


El Ladrón y la Miel
Hajja Anna Adil, sohbat publicado el 19 de Ramadán del 1433.

Le invitamos a pasar un Ramadán junto a la fragancia de Hajja Anna Adil (qas). Todos los días de este sagrado mes y durante los tres días del Eid al-Adha, publicaremos un nuevo sohbat de ella. El día del aniversario de su fallecimiento, la colección completa se ofrecerá como un libro. Que Allah (swt) nos mantenga en su santa compañía para siempre. 

Había una vez, un ladrón muy malvado. Nadie estaba a salvo de sus crímenes. Él vivió durante el tiempo de Abdul Khaliq al-Ghujdawani (qas).

Un día, un discípulo tomó el sendero de la montaña para dirigirse al zikr. El ladrón divisó que él llevaba algo debajo del brazo. Se trataba de un pote de miel que le llevaba al Shaykh, para que todos sus discípulos pudieran probar una cucharada.

El ladrón tomó la miel y el discípulo la cedió por temor a perder su vida. El ladrón huyó con la miel, pero después de un rato tuvo lo que para él era una idea asombrosa. Se le ocurrió que, de no haberse llevado toda la miel, muchos hubieran podido compartirla. Entonces empezó a sentirse mal. Tan mal se sintió, que alcanzó al discípulo para devolverle la miel.

El ladrón regresó a su casa para contarle a su esposa el extraño y sin precedente acto que había realizado. Esa misma noche él murió. Su cuerpo se apegó a la tierra y durante dos días nadie pudo levantarlo.

Acudieron al Shaykh Abdul Khaliq (qas), y él asistió con doscientos discípulos, dándose cuenta de que el cuerpo estaba atorado como una piedra en la tierra.

El Shaykh le preguntó a la esposa por cuántos años estuvieron casados. Ella contestó que por catorce años. "¿En todo ese tiempo, él efectuó alguna buena obra?". "No, ninguna", respondió la esposa. Entonces ella recordó el pote de miel y el hecho de que su esposo se había sorprendido de sí mismo esa vez.

Shaykh Abdul Khaliq (qas) comenzó a rodear el cadáver caminando en círculos y dijo: "Oh Allah, me prometiste que quien me sirviera recibiría el Paraíso. Este ladrón cargó un pote de miel para mis discípulos durante cinco minutos, aunque no fue ésa su intención. Él nos llevó miel y nos sirvió".

Entonces el Shaykh Abdul Khaliq (qas) empujó el cadáver y se movió. Lo lavó y lo enterró él mismo.

Luego dijo: "Quien sea que haya servido a los Shaykhs Naqshbandi, aunque dicho servicio sea tan mínimo como un grano de trigo, será sostenido por ellos. Allah le concede a los Shaykhs el derecho de interceder por esas personas. Los Shaykhs no pasarán el Día del Juicio sin llevar consigo a quienes le sirvieron aunque sea un poco".

Transcripción: http://saltanat.org/postpage.php?id=66&lng=en

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