Hajja Anna Adil, sohbat publicado el 20 de Ramadán del
1433.
Le invitamos a
pasar un Ramadán junto a la fragancia de Hajja Anna Adil (qas). Todos los días
de este sagrado mes y durante los tres días del Eid al-Adha, publicaremos un
nuevo sohbat de ella. El día del aniversario de su fallecimiento, la colección
completa se ofrecerá como un libro. Que Allah (swt) nos mantenga en su santa compañía
para siempre.
Un día le preguntaron al
Profeta (saws), "¿Qué es la ablución?".
Él (saws) explicó que
cuando Allah le ordenó a Sayyidina Adán (as) no comer de la planta de trigo y
él desobedeció, tuvo que lavarse. Tuvo que lavar su rostro, porque miró la
planta. Tuvo que mirar sus manos, porque tocaron la planta. Tuvo que lavar sus
pies, porque caminaron hasta la planta. Arrepentido de haber comido de la
planta, colocó sus manos sobre su cabeza, entonces lavó su cabeza. Entonces se
hizo obligatorio para nosotros lavar esas cuatro partes.
Adán (as) se lavó por su
pecado, pero nosotros nos lavamos por la recompensa.
A quien lava su rostro
antes de orar, Allah le concede belleza como al Profeta José (as).
Quien lava sus manos hasta
los codos antes de orar, alcanza la estación del Profeta Moisés (as), blanquea
sus manos y llevará su (as) libro en la mano derecha.
Quien lava su cabeza,
obtiene la estación del Profeta Suleyman (as), a quien se le cedió dominio
sobre los Hombres y Jinns. Además, recibe una corona de honor.
Quien lava sus pies para
orar, alcanza la estación del Profeta Muhammad (saws), que montó sobre el Buraq.
El que los lava, en el último día irá montado -no caminando- a ver al Profeta
(saws).
Al que practica la ablución
y acto seguido hace dos ciclos de oración, Allah le perdona todos sus pecados.
Una vez, un Shaykh tenía un
discípulo que pidió aprender el arte de la Alquimia que le permitiría convertir
el hierro y el cobre en oro. El Shaykh le dijo que durante todo un año, él
debía hacer dos ciclos de oración tras la ablución.
Pasó un año y el discípulo
estaba recogiendo agua del pozo. Cuando subió la cubeta, él notó que estaba
llena de oro. Disgustado, el discípulo vertió el oro en el pozo. Ahora, él
deseaba más el agua de la ablución que el oro.
El Shaykh le dijo que él ya
tenía el poder de la Alquimia, pero que la ablución valía más.
Los Compañeros le
preguntaron al Profeta (saws) cómo el reconocería a su comunidad en el Día del
Juicio. Él dijo: "Los conoceré por sus luces. Las partes que se lavaron en la
ablución brillarán iluminadas. Así los reconoceré".
Allah protege de todo
pecado al que practica la ablución. El arma del creyente es la ablución.
Un día, ellos fueron a un
monasterio y tocaron la puerta. Esperaron mucho tiempo antes de que alguien
contestara. Pensaron que era posible que hubiera enemigos escondidos adentro,
entonces todos se lavaron antes de entrar. La ablución es protección para el
creyente.
Un día, el tirano Hajjaj
arrestó a un hombre con el fin de ejecutarlo, pero el hombre dijo: "No pueden
matarme hoy, porque el Profeta (saws) dijo que ningún mal acontece sobre el que
practica la ablución y luego, dos ciclos de oración". En consecuencia, los
guardias tuvieron que dejar al hombre en paz.
Aisha (ra) le preguntó al
Profeta (saws) sobre las mujeres. Cuando la mujer está en su período menstrual,
deben recitar:
100 Astaghfirullah
100 La ilaha illa Allah
Debe sentirse agradecida
por estar en su período. Luego de practicar la ablución mayor, debe orar dos
ciclos: el primero, con la Sura Al Kafirun y el segundo, con la Sura Al
Ikhlas. Así recibe la recompensa de 40 mártires y Allah la perdona de un
período al siguiente. Realizar la ablución durante ese período no cuenta.
Allah jamás desecha las
buenas obras. A Él le es indiferente si son hombres o mujeres.
Cuando Sayyidatina Eva (as)
vino del Paraíso, ella empezó a orar. Luego, le llegó el período menstrual.
Ella le preguntó a Adán (as), Adán (as) le preguntó a Gabriel (as) y Gabriel
(as) le preguntó a Allah, Quien dictó que ella no debía orar hasta que su
período culminara.
Después llegó el Ramadán y
Eva (as) ayunó hasta que le llegó el período. Ella le preguntó a Adán (as) y él
le dijo que comiera. Después de que pasó el Ramadán, Sayyidina Gabriel (as) acudió
a Adán (as) para decirle que Eva (as) debía recuperar los días de ayuno que
había perdido. Respecto a la oración, la orden vino de Allah, pero sobre el
ayuno, la orden vino sólo de Adán (as). Por eso, las oraciones omitidas durante
el período no tienen que recuperarse.
Además, la oración se
requiere durante el año completo, pero el ayuno una sóla vez.
Deben recuperar los días
excluidos del ayuno antes del siguiente Ramadán, o ayunar 60 días por cada día
excluido. Esto no aplica a los días que no ayunaron por causa de enfermedad,
embarazo o lactancia.
Pueden valerse de otros
días de ayuno para saldar su deuda, pero deben declarar la intención la noche
anterior. Entonces, Insha'Allah, Allah les concederá también el día siguiente.
El más importante es el que deben.
Ayunar seis días de Shawwal
es bueno. Cuando termina el Ramadán, dejamos la jihad
menor por la jihad mayor. Los seis días de Shawwal son más difíciles que
todos los del Ramadán.
Allah hizo la Creación en
los seis días de Shawwal. Estos seis días se cuentan a partir del segundo día
de Shawwal. Algunas personas dicen que pueden ser seis días cuales quiera, pero
el ayuno corresponde realmente a los seis primeros, porque en estos se creó el
mundo.
El ser humano tiene
trescientos sesenta órganos y debe practicar la caridad todos los días del año.
La deuda que el hombre asume por cada uno de sus órganos, podría exterminar el
mundo entero. Pero cada uno debe morir individualmente. La muerte es muy ardua
y cada órgano recibe la suya, pero Allah lo hizo fácil: todos los órganos
mueren juntos, como en un sorbo de agua fría.
A los que ayunan en esos
seis días, Allah les dará todo el lujo del Paraíso.
Sayyidina Dhul Nun Al Misri
estaba en la Ka'aba en seclusión. Había otro hombre haciendo seclusión a su
lado. Después de compartir tanto tiempo de cerca, ambos se hicieron como
hermanos.
Al hombre le aterrorizaba
la muerte, ser cuestionado y la soledad de la tumba. Entonces los dos hicieron
un pacto: quien muriera primero, sería acompañado por el otro en la tumba y
éste último permanecería allí durante toda la noche para ayudar al difunto a
contestar las preguntas del ángel.
El hombre murió. Dhul Nun
lo lavó y después del ocaso permaneció junto a la tumba esperando, pero cayó
dormido. Luego lo despertó una voz: "Oh Dhul Nun, vete a casa. Él no te
necesita".
Dhul Nun se levantó,
realizó la ablución y luego, dos ciclos de oración. Otra vez cayó dormido y lo
despertó una voz: "Él no te necesita. De todas formas, él no está en la tumba".
"¿Dónde está él?", preguntó Dhul Nun.
-"Allah lo llevó a su
estación".
-"¿Qué hizo él para
alcanzar esa estación?".
-"Él ayunó los seis días de
Shawwal. Si quieres esa estación, ayuna durante esos días".
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