domingo, 5 de agosto de 2012

"Sayyidatina Fátima (r.a.) y la Esposa del Pastor."


Sayyidatina Fátima (r.a.) y la Esposa del Pastor
Hajja Anna Adil, sohbat publicado el 15 de Ramadán del 1433.

Le invitamos a pasar un Ramadán junto a la fragancia de Hajja Anna Adil (qas). Todos los días de este sagrado mes y durante los tres días del Eid al-Adha, publicaremos un nuevo sohbat de ella. El día del aniversario de su fallecimiento, la colección completa se ofrecerá como un libro. Que Allah (swt) nos mantenga en su santa compañía para siempre. 

Sayyidatina Fátima (ra) era muy bien tratada por Sayyidina Ali (ra). Cuando ella entraba por la puerta, él se ponía de pie en un salto por respeto a ella, la hija del Profeta (saws). Pero ella no se paraba por él. A ella le llamaban la Maestra de las Mujeres.

Un día ella estaba sentada junto a su padre y le preguntó quién de entre ellos sería el primero en entrar al Paraíso.

Él contestó que la primera en entrar sería la esposa de un pastor. Fátima (ra) se asombró mucho y pidió visitarla para aprender por qué esa mujer sería la primera.

Ella fue a la humilde casita donde la mujer vivía. Tocó la puerta y se anunció. La mujer le contestó con una voz ronca, que ella no tenía permiso para abrir la puerta y le pidió de favor que se marchara y regresara al día siguiente.

Fátima (ra) regresó a su casa. Al día siguiente, ella volvió a la humilde casita de la esposa del pastor, esta vez con su pequeño hijo Hassan (ra).

La mujer contestó a su llamado diciendo: "Oh, yo sólo obtuve de mi marido el permiso para que usted entrara, no para el niño. Por favor, retírese y regrese mañana".

Al día siguiente Fátima (ra) volvió a visitarla, esta vez con Hassan (ra) y con el bebé Hussain (ra) en brazos. Otra vez fue devuelta, ya que la mujer no tenía permiso para dejar entrar al bebé.

Sayyidatina Fátima (ra) fue devuelta tres días consecutivos, pero sus maneras eran tan buenas y su paciencia tan grande, que volvió al día siguiente.

Esta vez, la voz ronca y ajada de la esposa del pastor le dijo que podía entrar. Cuando Fátima (ra) entró, encontró a una hermosa y joven mujer. Ella se había puesto lana en la boca para fingir una voz desagradable.

La mujer sentó a Fátima (ra) y a los niños dentro de la pequeña casa, mientras que ella se sentó afuera y bajo el Sol. Fátima (ra) la invitó a sentarse junto a ella, pero ella le dijo que su marido, el pastor, trabajaba bajo el Sol todo el día y que no era apropiado que ella se sentara en la sombra.

La mujer puso una bolsa de miga de pan a solearse. Fátima (ra) le preguntó el motivo. La mujer dijo que el almuerzo de su marido yacía bajo el Sol, y que ella debía hacer lo mismo.

La mujer tenía dos jarros de arcilla llenos de agua: uno en la sombra y el otro bajo el Sol. Ella bebió del agua caliente, tal como su esposo debía estarlo haciendo.

Ella sirvió comida sobre la mesa y puso tres platos: uno caliente, otro tibio y otro frío. Así, cuando su esposo regresara, él podría escoger el de su preferencia.

Cuando Fátima (ra) se iba, vio un palo fornido detrás de la puerta. La mujer explicó que a veces su marido regresaba a casa enojado con las ovejas, entonces ella le proveía el palo para que él la golpeara y se sintiera mejor.

Fátima (ra) regresó a su casa y la limpió hasta que quedó reluciente. Preparó tres tazones de sopa: uno caliente, otro tibio y otro frío. Cuando Ali (ra) entró, ella se paró de un salto para saludarlo. Él se sorprendió y le preguntó qué había sucedido. Cuando ella le contó, él se alegró tanto que dijo: "No entraré a la casa hasta que haya matado a cien incrédulos".

A causa de su voto, él no entró a su casa por varios días y Sayyidatina Fátima (ra) fue a preguntarle a su padre sobre el paradero de su marido. Él estaba durmiendo en la mezquita para mantener su promesa.

Ali (ra) le explicó al Profeta (saws) lo que había acontecido. El Profeta (saws) le ordenó cortar por la mitad a un hombre que estaba sentado en la mezquita leyendo el Corán. Ali (ra) se negó, pero el Profeta (saws) insistió.

Entonces Ali (ra) fue y tajó al hombre por la mitad. Una mitad se convirtió en mono, la otra mitad se convirtió en un cerdo y ambos saltaron hacia afuera por la ventana.

"Ya puedes irte a casa", le dijo el Profeta (saws). "Tu promesa está cumplida". Pero antes, Ali (ra) quiso saber sobre aquel hombre. El Profeta (saws) le dijo que la mitad superior del hombre estaba siempre recitando el Corán con orgullo y no de corazón. Por eso era como un mono. Y que él no mantenía limpia la mitad inferior de su cuerpo y por eso era como un cerdo.

Ali (ra), regresó a su hogar junto a Fátima (ra), su esposa.

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