Hajja Anna Adil, sohbat publicado el 01 de Ramadán del 1433.
Le
invitamos a pasar un Ramadán junto a la fragancia de Hajja Anna Adil
(qas). Todos los días de este sagrado mes y durante los tres días del
Eid al-Adha, publicaremos un nuevo sohbat de ella. El día del
aniversario de su fallecimiento, la colección completa se ofrecerá como
un libro. Que Allah (swt) nos mantenga en su santa compañía para
siempre.
Cuando
Moisés (as) subió al monte Sinaí, él le dijo a su gente que se iría por
cuarenta días. Pero los Hijos de Israel contaban el día como uno y la
noche como uno. Entonces contaron los cuarenta días en la mitad del
tiempo y pensaron que a causa de sus pecados, habían apartado a su
Profeta de ellos.
Antes,
cuando Moisés (as) los sacó de Egipto, ellos cruzaron el Mar Rojo a
salvo con el permiso de Allah. El faraón y sus ejércitos los siguieron
y se ahogaron cuando el mar cerró sobre ellos. Todos los soldados con
sus armaduras, sus armas, su oro y su plata, fueron cubiertos por el
océano.
La
ley de los judíos les prohibía tomar los botines de guerra. Las armas y
artefactos que llegaron a la orilla debían ser incinerados. Así, quedó
sólo una masa de metales fundidos.
Había
un hombre llamado Samiri que era compañero del Profeta Moisés (as).
Cuando Samiri era un niño, el faraón ordenó asesinar a todos los niños
de entre los Hijos de Israel. Los padres de Samiri lo enviaron al
desierto para protegerlo del faraón. Gabriel (as) venía y amamantaba a
estos pequeños Hijos de Israel con sus alas. Como Samiri estaba muy
familiarizado con el Arcángel, a diferencia de los demás, él pudo ver
a Gabriel (as) montado sobre el Caballo de Vida cuando fue a visitar a
Moisés (as). Samiri recolectó la arena sobre la cual pisó ese caballo
y la escondió en su jubba.
Samiri
se ganaba la vida como orfebre. Él mezclo el oro fundido del ejército
del faraón con la arena bajo la cual el Caballo de la Vida pisó y
esculpió la estatua del becerro de oro, que se movía y hablaba debido
al poder de la arena.
Los
Hijos de Israel siempre habían pedido una deidad o ídolo al cual
adorar, tal como lo hacían sus vecinos. Samiri les dijo que el Profeta
Moisés (as) se había olvidado de darles su ídolo. Entonces él ahora él
les confería ese becerro de oro como su dios.
Los Hijos de Israel comenzaron a adorar al becerro y a danzar alrededor de él.
En
ese tiempo los Hijos de Israel ascendían a setenta mil personas. Sólo
doce mil no sucumbieron ante la adoración del becerro. Sayyidina Aarón
(as) reunió a esas doce mil personas y los llevó a un lugar lejano.
Mientras,
Sayyidina Moisés (as) permanecía en seclusión en el monte Sinaí, hasta
que le dieran la Torá. Él (as) estuvo tan cerca del Cielo, que pudo
escuchar las hojas siendo cortadas y el trazo de la Pluma Divina. Eran
tantas las hojas de la Torá, que ni siete camellos podían cargarlas.
Gabriel
(as) fue a donde Moisés (as) y le contó que su gente se había
extraviado y que estaba adorando al becerro. Sufriendo de ira,
Sayyidina Moisés (as) dijo: "Oh mi Señor, Tú eres el único que guía y
el único que extravía, fuiste Tú quien los indujo al error".
Sayyidina
Moisés (as) obtuvo la Torá y bajó donde su pueblo. Allí vio a la gente
danzar alrededor del becerro. Tomó a Aarón (as) por la barba y lo acusó
de haberlos extraviado. Aarón (as) explicó que por temor a su vida
había abandonado a esa gente.
Moisés (as) arrojó la Torá al suelo. Dos páginas se rompieron y la escritura se fue volando.
"¿Por
qué no esperaron los cuarenta días de mi regreso?", le preguntó a su
pueblo. "Samiri nos engañó", respondieron ellos. El castigo de Samiri
fue que desde ese día hasta el final de los tiempos, nadie le hablara
ni se acercara a él.
En
cuanto al becerro, lo quemaron. Pero el oro no se quema, sólo se
derrite. Entonces Gabriel (as) le dijo a Moisés (as) que fuera a la
orilla del río Nilo y que reuniera una hierba aledaña, nombrada
"Kimiya". Esa hierba haría del oro cenizas.
Moisés
(as) envió a su sobrino Qarun a recolectar un puñado de esa hierba,
pero como Qarun era codicioso, cargó al camello con hierba y la
escondió para él. Moisés (as) esparció el puñado de Kimiya sobre el
becerro y se quemó hasta quedar en cenizas.
En
esos tiempos la ley de los Hijos de Israel requería un castigo físico
por cada violación a la ley; ellos eran perdonados como nosotros somos
perdonados ahora. Sus pecados quedaban inscritos por Voluntad Divina
sobre sus frentes y en sus puertas, para que todos los supieran. Allah
ordenó esto por la adoración de un ídolo.
Los
doce mil que no adoraron al becerro debieron asesinar a los cincuenta
y ocho mil que sí lo hicieron. Así lo convinieron todos.
Temprano
en la mañana fueron al desierto. Los cincuenta y ocho mil pecadores se
sentaron en filas y los doce mil creyentes tuvieron que matarlos, aun
fueran familiares o seres queridos. Ellos no podían mirarlos al rostro
y matarlos. Entonces, desde la Misericordia de Allah descendió una nube
densa que opacaba los rostros de los pecadores, permitiendo que los
creyentes cumplieran la orden de Allah. La nube permaneció allí desde
inicios de la mañana hasta el tiempo del `Asr.
Cuando
aclaró, había sangre derramada y cadáveres cubriendo toda la arena.
Moisés (as) clamó a su Señor: "Oh mi Señor, mi comunidad se destruyó".
Allah le respondió que por haber obedecido el juicio del Señor, tanto
los ejecutores como los ejecutados serían recompensados en el Paraíso.
Pero Moisés (as) continuaba llorando porque su comunidad no era tan fuerte como antes y porque estaba manchada.
Allah
le ordenó a Moisés (as) que lanzara las cenizas del becerro en el Nilo
y luego, que bebiera de esa agua. Aquellos de corazón puro seguirían
siendo hombres, pero aquellos de corazón manchado parecerían vacas. De
ese modo, pudieron diferenciar a los puros de los impuros. Ejecutaron a
los que parecían vacas y así purificaron totalmente la comunidad.
Sin
embargo, el resultado fue que todos bebieron del agua en la que se
había disuelto el oro y a partir de ese día, todos los Hijos de Israel
llevan en sus corazones, el amor al oro.
Entonces
Qarun tomó la carga de Kimiya de su camello y empezó a convertir todo
en oro, incluso las puertas de su casa. Compró muchos esclavos blancos
y los enviaba a la calle vestidos en oro, para que la gente lo
envidiara.
Qarun
quería ser el Profeta. Estaba celoso de Sayyidina Moisés (as). Quería
que la comunidad fuera suya. Invitó al pueblo a su casa a comer y a
beber, hasta que incluso los creyentes comenzaron a reunirse ahí. Tenía
tantos tesoros que ni setenta camellos podían cargarlos, ni siquiera
podían cargar la llave de los cofres de sus tesoros.
La gente de Sayyidina Moisés (as) tenía que pagar un cuarto de sus ingresos como Zakat, mientras que los musulmanes sólo deben pagar un cuarentavo.
Moisés le pidió a Qarún su Zakat.
Entonces Qarun empezó a discutir y a regatear. Moisés (as) le propuso:
"Paga una centésima o una milésima". Aun así Qarun se negó.
Qarun llegó al punto de chantajear a una prostituta para que jurara que estaba embarazada de Moisés (as).
Todos
se reunían en la casa de Qarun. Qarun invitó a Moisés (as) a su casa
para que diera un y así lo hizo. Luego, Qarun motivó a la gente a que
preguntara. Un hombre preguntó: "Si alguien roba, ¿cuál es el
castigo?". "Le cortamos la mano", respondió Moisés (as). "¿Y si comete
adulterio?". "Se lapida", respondió Moisés (as).
En
ese momento apareció la prostituta para levantar falso testimonio
contra Moisés (as), pero Allah le amarró la lengua. Moisés posó su
bastón sobre el vientre de la prostituta y la criatura dijo el nombre
de su verdadero padre.
Sayyidina
Moisés (as) se irritaba fácilmente. Le pidió a Allah poder sobre Qarun,
tal como lo tuvo sobre el faraón. Él le pidió a la gente que eligiera
de qué lado estaba. Todos decidieron a favor de Moisés (as), excepto
dos, que permanecieron junto a Qarun. Moisés (as) ordenó a la tierra
que se los tragara hasta las rodillas. Entonces Qarun, asustado,
ofreció pagar su Zakat.
Moisés
le ordenó a la tierra que se los tragara hasta la cintura y dijo: "Irás
al Infierno con tu Zakat". Luego Qarun propuso pagar la mitad de su
riqueza.
"Quédate
con tu dinero", dijo Moisés (as) y le ordenó a la tierra que se los
tragara hasta el cuello. Qarun ofreció todo su dinero. Sin embargo,
Moisés (as) le ordenó a la Tierra que se los tragara completamente.
La
gente empezó a calumniar que Moisés (as) había retenido todo el dinero
de Qarun para sí mismo. Así que Moisés (as) le ordenó a la tierra que
también se tragara el tesoro.
Allah
le dijo a Moisés (as): "Qarun te pidió cuarenta veces perdón. Si me lo
hubiese pedido a Mí aunque sea una vez, lo hubiese perdonado".
Aun hoy, Qarun y sus compañeros permancen bajo tierra, por orden de Sayyidina Moisés (as).
Transcripción: http://saltanat.org/postpage.php?id=43&lng=en
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