martes, 21 de agosto de 2012

"Moisés (as)."


Moisés (as)
Hajja Anna Adil, sohbat publicado el 01 de Ramadán del 1433.

Le invitamos a pasar un Ramadán junto a la fragancia de Hajja Anna Adil (qas). Todos los días de este sagrado mes y durante los tres días del Eid al-Adha, publicaremos un nuevo sohbat de ella. El día del aniversario de su fallecimiento, la colección completa se ofrecerá como un libro. Que Allah (swt) nos mantenga en su santa compañía para siempre. 

Cuando Moisés (as) subió al monte Sinaí, él le dijo a su gente que se iría por cuarenta días. Pero los Hijos de Israel contaban el día como uno y la noche como uno. Entonces contaron los cuarenta días en la mitad del tiempo y pensaron que a causa de sus pecados, habían apartado a su Profeta de ellos.

Antes, cuando Moisés (as) los sacó de Egipto, ellos cruzaron el Mar Rojo a salvo con el permiso de Allah. El faraón y sus ejércitos los siguieron y se ahogaron cuando el mar cerró sobre ellos. Todos los soldados con sus armaduras, sus armas, su oro y su plata, fueron cubiertos por el océano.

La ley de los judíos les prohibía tomar los botines de guerra. Las armas y artefactos que llegaron a la orilla debían ser incinerados. Así, quedó sólo una masa de metales fundidos.

Había un hombre llamado Samiri que era compañero del Profeta Moisés (as). Cuando Samiri era un niño, el faraón ordenó asesinar a todos los niños de entre los Hijos de Israel. Los padres de Samiri lo enviaron al desierto para protegerlo del faraón. Gabriel (as) venía y amamantaba a estos pequeños Hijos de Israel con sus alas. Como Samiri estaba muy familiarizado con el Arcángel, a diferencia de los demás, él  pudo ver a Gabriel (as) montado sobre el Caballo de Vida cuando fue a visitar a Moisés (as). Samiri  recolectó la arena sobre la cual pisó ese  caballo y la escondió en su jubba.

Samiri se ganaba la vida como orfebre. Él mezclo el oro fundido del ejército del faraón con la arena bajo la cual el Caballo de la Vida pisó y esculpió la estatua del becerro de oro, que se movía y hablaba debido al poder de la arena.

Los Hijos de Israel siempre habían pedido una deidad o ídolo al cual adorar, tal como lo hacían sus vecinos. Samiri les dijo que el Profeta Moisés (as) se había olvidado de darles su ídolo. Entonces él ahora él les confería ese becerro de oro como su dios.

Los Hijos de Israel comenzaron a adorar al becerro y a danzar alrededor de él.
En ese tiempo los Hijos de Israel ascendían a setenta mil personas. Sólo doce mil no sucumbieron ante la adoración del becerro. Sayyidina Aarón (as) reunió a esas doce mil personas y los llevó a un lugar lejano.

Mientras, Sayyidina Moisés (as) permanecía en seclusión en el monte Sinaí, hasta que le dieran la Torá. Él (as) estuvo tan cerca del Cielo, que pudo escuchar las hojas siendo cortadas y el trazo de la Pluma Divina. Eran tantas las hojas de la Torá, que ni siete camellos podían cargarlas.

Gabriel (as) fue a donde Moisés (as) y le contó que su gente se había extraviado y que estaba adorando al becerro. Sufriendo de ira, Sayyidina Moisés (as) dijo: "Oh mi Señor, Tú eres el único que guía y el único que extravía, fuiste Tú quien los indujo al error".

Sayyidina Moisés (as) obtuvo la Torá y bajó donde su pueblo. Allí vio a la gente danzar alrededor del becerro. Tomó a Aarón (as) por la barba y lo acusó de haberlos extraviado. Aarón (as) explicó que por temor a su vida había abandonado a esa gente.

Moisés (as) arrojó la Torá al suelo. Dos páginas se rompieron y la escritura se fue volando.

"¿Por qué no esperaron los cuarenta días de mi regreso?", le preguntó a su pueblo. "Samiri nos engañó", respondieron ellos. El castigo de Samiri fue que desde ese día hasta el final de los tiempos, nadie le hablara ni se acercara a él.

En cuanto al becerro, lo quemaron. Pero el oro no se quema, sólo se derrite. Entonces Gabriel (as) le dijo a Moisés (as) que fuera a la orilla del río Nilo y que reuniera una hierba aledaña, nombrada "Kimiya". Esa hierba haría del oro cenizas.

Moisés (as) envió a su sobrino Qarun a recolectar un puñado de esa hierba, pero como Qarun era codicioso, cargó al camello con hierba y la escondió para él. Moisés (as) esparció  el puñado de Kimiya sobre el becerro y se quemó hasta quedar en cenizas.   
                                                                             
En esos tiempos la ley de los Hijos de Israel requería un castigo físico por cada violación a la ley; ellos eran perdonados como nosotros somos perdonados ahora. Sus pecados quedaban inscritos por Voluntad Divina sobre sus frentes y en sus puertas, para que todos los supieran. Allah ordenó esto por la adoración de un ídolo.

Los doce mil que no  adoraron al becerro debieron asesinar a los cincuenta y ocho mil que sí lo hicieron. Así lo convinieron todos.

Temprano en la mañana fueron al desierto. Los cincuenta y ocho mil pecadores se sentaron en filas y los doce mil creyentes tuvieron que matarlos, aun fueran familiares o seres queridos. Ellos  no podían mirarlos al rostro y matarlos. Entonces, desde la Misericordia de Allah descendió una nube densa que opacaba los rostros de los pecadores, permitiendo que los creyentes cumplieran la orden de Allah. La nube permaneció allí desde inicios de la mañana hasta el tiempo del `Asr.

Cuando aclaró, había sangre derramada y cadáveres cubriendo toda la arena. Moisés (as) clamó a su Señor: "Oh mi Señor, mi comunidad se destruyó". Allah le respondió que por haber obedecido el juicio del Señor, tanto los ejecutores como los ejecutados serían recompensados en el Paraíso.

Pero Moisés (as) continuaba llorando porque su comunidad no era tan fuerte como antes y porque estaba manchada.

Allah le ordenó a Moisés (as) que lanzara las cenizas del becerro en el Nilo y luego, que bebiera de esa agua. Aquellos de corazón puro seguirían siendo hombres, pero aquellos de corazón manchado parecerían vacas. De ese modo, pudieron diferenciar a los puros de los impuros. Ejecutaron a los que parecían vacas y así purificaron totalmente la comunidad.

Sin embargo, el resultado fue que todos bebieron del agua en la que se había disuelto el oro y a partir de ese día, todos los Hijos de Israel llevan en sus corazones, el amor al oro.

Entonces Qarun tomó la carga de Kimiya de su camello y empezó a convertir todo en oro, incluso las puertas de su casa. Compró muchos esclavos blancos y los enviaba a la calle vestidos en oro, para que la gente lo envidiara.

Qarun quería ser el Profeta. Estaba celoso de Sayyidina Moisés (as). Quería que la comunidad fuera suya. Invitó al pueblo a su casa a comer y a beber, hasta que incluso los creyentes comenzaron a reunirse ahí. Tenía tantos tesoros que ni setenta camellos podían cargarlos, ni siquiera podían cargar la llave de los cofres de sus tesoros.

La gente de Sayyidina Moisés (as) tenía que pagar un cuarto de sus ingresos como Zakat, mientras que los musulmanes sólo deben pagar un cuarentavo.

Moisés le pidió a Qarún su Zakat. Entonces Qarun empezó a discutir y a regatear. Moisés (as) le propuso: "Paga una centésima o una milésima". Aun así Qarun se negó.

Qarun llegó al punto de chantajear a una prostituta para que jurara que estaba embarazada de Moisés (as).

Todos se reunían en la casa de Qarun. Qarun invitó a Moisés (as) a su casa para que diera un y así lo hizo. Luego, Qarun motivó a la gente a que preguntara. Un hombre preguntó: "Si alguien roba, ¿cuál es el castigo?". "Le cortamos la mano", respondió Moisés (as). "¿Y si comete adulterio?". "Se lapida", respondió Moisés (as).

En ese momento apareció la prostituta para levantar falso testimonio contra Moisés (as), pero Allah le amarró la lengua. Moisés posó su bastón sobre el vientre de la prostituta y la criatura dijo el nombre de su verdadero padre.

Sayyidina Moisés (as) se irritaba fácilmente. Le pidió a Allah poder sobre Qarun, tal como lo tuvo sobre el faraón. Él le pidió a la gente que eligiera de qué lado estaba. Todos decidieron a favor de Moisés (as), excepto dos, que permanecieron junto a Qarun. Moisés (as) ordenó a la tierra que se los tragara hasta las rodillas. Entonces Qarun, asustado, ofreció pagar su Zakat.

Moisés le ordenó a la tierra que se los tragara hasta la cintura y dijo: "Irás al Infierno con tu Zakat". Luego Qarun propuso pagar la mitad de su riqueza.

"Quédate con tu dinero", dijo Moisés (as) y le ordenó a la tierra que se los tragara hasta el cuello. Qarun ofreció todo su dinero. Sin embargo, Moisés (as) le ordenó a la Tierra que se los tragara completamente.

La gente empezó a calumniar que Moisés (as) había retenido todo el dinero de Qarun para sí mismo. Así que Moisés (as) le ordenó a la tierra que también se tragara el tesoro.

Allah le dijo a Moisés (as): "Qarun te pidió cuarenta veces perdón. Si me lo hubiese pedido a Mí aunque sea una vez, lo hubiese perdonado".

Aun hoy, Qarun y sus compañeros permancen bajo tierra, por orden de Sayyidina Moisés (as).

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