Más Allá de la Apariencia
Shaykh Mehmet Al-Haqqni.
Sohbat del 30 de agosto del 2012.
Que la paz esté con ustedes.
Dastur. Nuestro camino es de asociación y lo bueno viene de la reunión.
[En turco] "Wa Ma Al-Hayaatu Ad-Dunya 'Illa Mata'u Al-Ghururi" (3:185), "La vida del dunya
(este mundo) es como un placer pasajero, [como] jugar", dice Allah (awj) en Su Sagrado Verso.
¿Y qué nos está mostrando? Que lo que es importante está en el akhirah (la vida eterna); no le
den demasiada importancia al dunya. Ganen su dinero de un modo halal (lícito) y coman y beban de lo halal. No desperdicien. No se metan en dificultades.
Llegaron abundantes bendiciones, y con lo abundante, creció el desperdicio. En el Sagrado Verso dice que si desperdicias demasiado, más tarde verás que no has dejado nada y te lamentarás: "Me hubiera gustado no haber desperdiciado tanto". Y ¿en qué gasta hoy la gente? Gasta en cosas innecesarias. Comer y beber... este no es el tema, es el rizq (la provisión) de la familia. Cuando se come con Basmala, llega el Nur (la luz). Hoy [se] gasta mayormente en ropa y artículos del hogar. Es innecesario... es decir, está bien si es suficiente para vestirse, pero dicen: "Esto está pasado de moda; deberíamos cambiarlo", "Esto no es de marca". Y hoy también hay marcas [que] todo el mundo debe vestir. Hay algunas marcas (europeas) -todas son grandes empresas- por las que hoy toda la gente trabaja para gastar (comprar sus productos). Sus prendas tienen un pequeño logo en alguna parte. Si no [tuviera] un logo, más del 60% de la gente no las usaría. [La gente] quiere usar algo que, sí o sí, tenga un logo, un nombre.
Esas son cosas inútiles, con las que la gente es engañada. Son engañados por la vestimenta que alguien lleva y lo valoran en función de ello. De todas formas, quien valora a la gente así -"Lo que esta persona o aquella viste..."-, no tiene mente. Eso no tiene nada que ver con su valor. Hay quienes no se preocupan demasiado por su aspecto externo. Puede tratarse de un médico, un ingeniero o un profesor y al observarlo, [notas que] no está tan a la moda como para llamar tu atención, pero si hablaras con él, ¡quedarías sorprendido! Era igual en los viejos tiempos. Se valoraba a la gente por sus vestimentas y estilos. Por supuesto, en aquellos tiempos la gente era pobre; había pobreza. Y un día hubo una reunión de eruditos. El más poderoso de la región, el Qadi (Jefe) de los Jueces, reunió a todos los eruditos. Querían conversar sobre un tema. También convocó a la gente del pueblo. Los eruditos se sentaron en sillas más altas, y la gente del pueblo -en el suelo- escuchaba para aprender. Había un buen erudito, pero como dijimos: había más pobreza entonces. Él se sentó en la fila de los eruditos con su vieja jubba, emparchada por todos lados. No se sentaban sobre sillas, sino en altos almohadones. El sirviente de la casa vio que aquel hombre se sentó en los almohadones, entre los eruditos. Miró, miró, y se le acercó para regañarlo. "¿Cómo puedes venir y sentarte con estos eruditos, vestido con esos harapos? ¿No tienes vergüenza? ¿Cómo te atreves a sentarte ahí? ¡Rápido, ven a sentarte abajo! No habrá discusión entre eruditos y gente ignorante". Entonces, él bajó inmediatamente y se sentó en el suelo. Y los eruditos comenzaron a hablar de fiqh (leyes islámicas), de ésto y aquello, hasta llegar a un tema con el que tenían grandes dificultades. Estaban casi por gritar... por pelear.
Cuando llegaron a ese punto, el dueño de casa -el Gran Qadi- preguntó si alguien sabía sobre el tema. Y el [erudito] dijo: "Si ustedes me lo permiten, hablaré". Él lo explicó de un modo muy
bello y que ninguno pudo haber imaginado. Todos se sorprendieron y dijeron: "¿Cómo te hicimos sentar así, en el suelo?", sin dejar de disculparse. Así es. No se trata de las vestimentas que llevaba, sino de las joyas que Allah le concedió en su interior.
Tú mismo compras un vestido y tú mismo te adornas con él, pero Allah concedió el adorno
interior del Hombre: conocimiento, suavidad, taqwa (conciencia), comprensión... Esta belleza
que Allah otorga, nadie más puede otorgarla. Es decir: adornarte tanto como puedas, no sirve de nada; no [te ayuda a] aprender ni una línea más. Aún si te pones 10 turbantes en la cabeza, no pasará nada. Hay mucho que decir al respecto. GrandSheikh también habló sobre ello. Dijo que hubo un hombre que usaba un turbante y una jubba muy bonitos. Llegó a una reunión y se sentó junto a Sheikh Sharafuddin (Hz). Se sentó tranquilamente. Si se calla no hay problemas, pero si habla sí. Algunas personas hablan sin consistencia y se deshonran.
El hombre se sentó a un lado. Y claro está, si hay un erudito en la reunión de los Sheikhs, él
querrá observarlo. Esperó [y] esperó hasta que finalmente, [mientras] conversaban, aquel hombre empezó. Le ofrecieron té y dijo: "Cuánta sabiduría hay en ésto Sin este azúcar, el té no tendría sabor. Entonces, Sheikh Sharafuddin dijo: "Está bien, hasta ahí llegas, esa es la medida de tu comprensión. Bebe tu té; hablaremos tanto como queramos. Creíamos que eras un gran erudito [y] que podíamos conversar desde un nivel más alto". Y los Gran Sheikhs nos muestran eso como ejemplo de que no pasa por [llevar] finas vestimentas. Entonces, está eso.
También la gente que usa las vestimentas de la Sunnah debe tener cuidado, porque los demás acuden a ellos [en busca] de Allah. Uno no debería traicionar las cosas que les son confiadas. Por ejemplo, teníamos un socio que falleció. Él era muy puro, una persona ingenua. Un hombre le dio $2000 de azaque, a distribuir entre la gente. Y dijo: "Mientras repartía estos $2000, puse otros $2000 para asegurarme de que todo fuera justo y correcto". Él era un hombre así. No sabía (recitar) más que el Fatiha y el Ikhlas, pero era muy inocente. Sin embargo, uno se dirige a personas que visten Sunnah, jubba, barba y turbante, sin poder confiarles ni un céntimo, dudando de si lo devolverán. Ellos son responsables de ese pecado. Por eso hay que tener mucho cuidado con ésto, es decir: antes de vestir ropa Sunnah, tu interior debe estar limpio. Úsala si puedes llevarla. Si no puedes llevarla, no la uses; no engañes a la gente, muéstrate como eres. Esto es algo muy importante.
[En inglés] Hoy hablamos acerca del estilo de vida de estos días, de la actualidad. La mayoría de la gente desperdicia su dinero en comer y beber, [pero] mayormente en ropa y artículos para el hogar. [Usarlo] para comer y beber está bien, porque lo hacemos por Allah. Pero expresamente en estos días, [gastan] para vestirse; la gente desperdicia demasiado dinero en eso. Sobre todo, malgastan en [comprar ropa de] marca. Ahora, en estos años, tienen... antes también vestían marcas, pero más hoy en día. Ahora hay más gente a la que le gusta ciertas etiquetas. Quizás el 60 % de la gente tiene 10 o 12 etiquetas [de marca]. No se visten con nada más que con esas.
Sólo [habrá] una marca allí. Así son las cosas, así debe ser. Si no es así, no. Y [compran]
muchas, desperdician el dinero en eso. Y eso no tiene sentido; no otorga ningún beneficio a
quien la viste, ni siquiera en el dunya. Si tú vistes ésto u otra cosa, ¿cuál es la diferencia? Si
sientes frío, puedes ponerte otra cosa. Si tienes calor, también hay muchas cosas que puedes
llevar. Pero la gente [es] engañada por las compañías occidentales y son como ovejas: les sacan la leche. Captan a miles de millones de personas... el dinero les cae como la lluvia. Incluso a la gente pobre -y aunque no lo sean- le gusta reunir dinero para comprar de ésto. Y eso no da ningún beneficio para el akhirah, ni siquiera para el dunya, ¿cómo [los dará] para el akhirah?
[Es] sólo gastar su tiempo, su dinero, y en vestimentas... para llevar una vestimenta...
Desde los viejos tiempos, ciertas personas se fijaban en la apariencia de los demás. En el pasado también se observaba quién se vestía bien. Si era un erudito, lo escuchaban. También escuchaban a otras personas. Entonces, un día el jefe de Justicia de una ciudad, reunió a todos los eruditos en su casa. Se encontraron. Fue un encuentro entre eruditos y gente común. Pero para los eruditos sentarse, pusieron un lugar alto. Donde se sentaron los eruditos, había uno que era un erudito de verdad, pero él no se preocupaba en lo absoluto por su aspecto, y además era pobre. Su jubba tenía algunos agujeros que había emparchado. Él era un erudito, y dijeron que éstos debían sentarse arriba y la gente común, abajo. Los eruditos debían discutir algunos asuntos. Mientras él estaba allí sentado, el sirviente de la casa llegó, observó y notó a aquel hombre. "¿Qué... qué haces tú ahí? ¿No te das cuenta de tu aspecto? ¡Pareces un mendigo! Bájate de ahí". Como él era un erudito [y] los eruditos no discuten con gente ignorante, bajó y se sentó entre la gente. Luego, comenzaron la reunión, y empezaron a discutir varios temas. Y surgió un tema que era muy difícil. Nadie podía conciliar [los puntos de vista]. Hubo griterío, mucho griterío. Entonces el juez dijo: "¿Alguno del resto de los presentes tiene alguna idea sobre ésto?". Él dijo: "Escuché, y tengo algo que decir sobre el asunto", entonces dio una explicación muy buena que los dejó muy sorprendidos. "¿Cómo es que ese hombre dijo ésto?". Se sintieron avergonzados de sí mismos y le pidieron disculpas. "Suba y siéntese con nosotros". Así él habló de muchas cosas y estaban muy contentos con él, pero todo terminó, [el erudito] pidió permiso y partió. Decían sorprendidos: "¿Quién es este hombre?".
Por ende, no deben llevarse de las apariencias de la gente. La apariencia no agrega ni una letra más de sabiduría a la gente. El verse bien, el ziynah/adorno -es decir, lo que es bello-, es la sabiduría que proviene de Allah. Eso es bello. El conocimiento también [es] de Allah. Esa
belleza viene de adentro; ese embellecimiento. La misericordia... todo eso está en el interior. No pueden... [aunque] usen cien chaquetas, no les pasará nada. Podrán ver a esa gente en todas partes del mundo. Especialmente -según dicen- la gente de la mafia se viste con muy, muy, buenos trajes y corbatas. ¿Y qué? Este también es un ejemplo de que lo que se lleva puesto no le otorga belleza a la gente.
Y hay otras cosas... también cuando ustedes visten Sunnah, barba, turbante y jubba, deben rendir respeto a estas vestimentas, porque la gente confía y entrega todo debido a esa apariencia; la apariencia de gente santa como el Profeta (aws), los Sheikhs, los awliya (amigos de Allah). Ellos bajan todas las defensas, no dejan ninguna defensa [en alto]; porque ellos son para Allah, se entregan. Si ustedes, luego de ésto, hacen cosas malas, será muy malo para ustedes. Pongan cuidado en eso también. Wa min Allah at-tawfiq, Al Fatiha.
Video Link:
http://saltanat.org/videopage.php?id=5064&name=2012-08-30_tr_BeyondAppearance.mp4
den demasiada importancia al dunya. Ganen su dinero de un modo halal (lícito) y coman y beban de lo halal. No desperdicien. No se metan en dificultades.
Llegaron abundantes bendiciones, y con lo abundante, creció el desperdicio. En el Sagrado Verso dice que si desperdicias demasiado, más tarde verás que no has dejado nada y te lamentarás: "Me hubiera gustado no haber desperdiciado tanto". Y ¿en qué gasta hoy la gente? Gasta en cosas innecesarias. Comer y beber... este no es el tema, es el rizq (la provisión) de la familia. Cuando se come con Basmala, llega el Nur (la luz). Hoy [se] gasta mayormente en ropa y artículos del hogar. Es innecesario... es decir, está bien si es suficiente para vestirse, pero dicen: "Esto está pasado de moda; deberíamos cambiarlo", "Esto no es de marca". Y hoy también hay marcas [que] todo el mundo debe vestir. Hay algunas marcas (europeas) -todas son grandes empresas- por las que hoy toda la gente trabaja para gastar (comprar sus productos). Sus prendas tienen un pequeño logo en alguna parte. Si no [tuviera] un logo, más del 60% de la gente no las usaría. [La gente] quiere usar algo que, sí o sí, tenga un logo, un nombre.
Esas son cosas inútiles, con las que la gente es engañada. Son engañados por la vestimenta que alguien lleva y lo valoran en función de ello. De todas formas, quien valora a la gente así -"Lo que esta persona o aquella viste..."-, no tiene mente. Eso no tiene nada que ver con su valor. Hay quienes no se preocupan demasiado por su aspecto externo. Puede tratarse de un médico, un ingeniero o un profesor y al observarlo, [notas que] no está tan a la moda como para llamar tu atención, pero si hablaras con él, ¡quedarías sorprendido! Era igual en los viejos tiempos. Se valoraba a la gente por sus vestimentas y estilos. Por supuesto, en aquellos tiempos la gente era pobre; había pobreza. Y un día hubo una reunión de eruditos. El más poderoso de la región, el Qadi (Jefe) de los Jueces, reunió a todos los eruditos. Querían conversar sobre un tema. También convocó a la gente del pueblo. Los eruditos se sentaron en sillas más altas, y la gente del pueblo -en el suelo- escuchaba para aprender. Había un buen erudito, pero como dijimos: había más pobreza entonces. Él se sentó en la fila de los eruditos con su vieja jubba, emparchada por todos lados. No se sentaban sobre sillas, sino en altos almohadones. El sirviente de la casa vio que aquel hombre se sentó en los almohadones, entre los eruditos. Miró, miró, y se le acercó para regañarlo. "¿Cómo puedes venir y sentarte con estos eruditos, vestido con esos harapos? ¿No tienes vergüenza? ¿Cómo te atreves a sentarte ahí? ¡Rápido, ven a sentarte abajo! No habrá discusión entre eruditos y gente ignorante". Entonces, él bajó inmediatamente y se sentó en el suelo. Y los eruditos comenzaron a hablar de fiqh (leyes islámicas), de ésto y aquello, hasta llegar a un tema con el que tenían grandes dificultades. Estaban casi por gritar... por pelear.
Cuando llegaron a ese punto, el dueño de casa -el Gran Qadi- preguntó si alguien sabía sobre el tema. Y el [erudito] dijo: "Si ustedes me lo permiten, hablaré". Él lo explicó de un modo muy
bello y que ninguno pudo haber imaginado. Todos se sorprendieron y dijeron: "¿Cómo te hicimos sentar así, en el suelo?", sin dejar de disculparse. Así es. No se trata de las vestimentas que llevaba, sino de las joyas que Allah le concedió en su interior.
Tú mismo compras un vestido y tú mismo te adornas con él, pero Allah concedió el adorno
interior del Hombre: conocimiento, suavidad, taqwa (conciencia), comprensión... Esta belleza
que Allah otorga, nadie más puede otorgarla. Es decir: adornarte tanto como puedas, no sirve de nada; no [te ayuda a] aprender ni una línea más. Aún si te pones 10 turbantes en la cabeza, no pasará nada. Hay mucho que decir al respecto. GrandSheikh también habló sobre ello. Dijo que hubo un hombre que usaba un turbante y una jubba muy bonitos. Llegó a una reunión y se sentó junto a Sheikh Sharafuddin (Hz). Se sentó tranquilamente. Si se calla no hay problemas, pero si habla sí. Algunas personas hablan sin consistencia y se deshonran.
El hombre se sentó a un lado. Y claro está, si hay un erudito en la reunión de los Sheikhs, él
querrá observarlo. Esperó [y] esperó hasta que finalmente, [mientras] conversaban, aquel hombre empezó. Le ofrecieron té y dijo: "Cuánta sabiduría hay en ésto Sin este azúcar, el té no tendría sabor. Entonces, Sheikh Sharafuddin dijo: "Está bien, hasta ahí llegas, esa es la medida de tu comprensión. Bebe tu té; hablaremos tanto como queramos. Creíamos que eras un gran erudito [y] que podíamos conversar desde un nivel más alto". Y los Gran Sheikhs nos muestran eso como ejemplo de que no pasa por [llevar] finas vestimentas. Entonces, está eso.
También la gente que usa las vestimentas de la Sunnah debe tener cuidado, porque los demás acuden a ellos [en busca] de Allah. Uno no debería traicionar las cosas que les son confiadas. Por ejemplo, teníamos un socio que falleció. Él era muy puro, una persona ingenua. Un hombre le dio $2000 de azaque, a distribuir entre la gente. Y dijo: "Mientras repartía estos $2000, puse otros $2000 para asegurarme de que todo fuera justo y correcto". Él era un hombre así. No sabía (recitar) más que el Fatiha y el Ikhlas, pero era muy inocente. Sin embargo, uno se dirige a personas que visten Sunnah, jubba, barba y turbante, sin poder confiarles ni un céntimo, dudando de si lo devolverán. Ellos son responsables de ese pecado. Por eso hay que tener mucho cuidado con ésto, es decir: antes de vestir ropa Sunnah, tu interior debe estar limpio. Úsala si puedes llevarla. Si no puedes llevarla, no la uses; no engañes a la gente, muéstrate como eres. Esto es algo muy importante.
[En inglés] Hoy hablamos acerca del estilo de vida de estos días, de la actualidad. La mayoría de la gente desperdicia su dinero en comer y beber, [pero] mayormente en ropa y artículos para el hogar. [Usarlo] para comer y beber está bien, porque lo hacemos por Allah. Pero expresamente en estos días, [gastan] para vestirse; la gente desperdicia demasiado dinero en eso. Sobre todo, malgastan en [comprar ropa de] marca. Ahora, en estos años, tienen... antes también vestían marcas, pero más hoy en día. Ahora hay más gente a la que le gusta ciertas etiquetas. Quizás el 60 % de la gente tiene 10 o 12 etiquetas [de marca]. No se visten con nada más que con esas.
Sólo [habrá] una marca allí. Así son las cosas, así debe ser. Si no es así, no. Y [compran]
muchas, desperdician el dinero en eso. Y eso no tiene sentido; no otorga ningún beneficio a
quien la viste, ni siquiera en el dunya. Si tú vistes ésto u otra cosa, ¿cuál es la diferencia? Si
sientes frío, puedes ponerte otra cosa. Si tienes calor, también hay muchas cosas que puedes
llevar. Pero la gente [es] engañada por las compañías occidentales y son como ovejas: les sacan la leche. Captan a miles de millones de personas... el dinero les cae como la lluvia. Incluso a la gente pobre -y aunque no lo sean- le gusta reunir dinero para comprar de ésto. Y eso no da ningún beneficio para el akhirah, ni siquiera para el dunya, ¿cómo [los dará] para el akhirah?
[Es] sólo gastar su tiempo, su dinero, y en vestimentas... para llevar una vestimenta...
Desde los viejos tiempos, ciertas personas se fijaban en la apariencia de los demás. En el pasado también se observaba quién se vestía bien. Si era un erudito, lo escuchaban. También escuchaban a otras personas. Entonces, un día el jefe de Justicia de una ciudad, reunió a todos los eruditos en su casa. Se encontraron. Fue un encuentro entre eruditos y gente común. Pero para los eruditos sentarse, pusieron un lugar alto. Donde se sentaron los eruditos, había uno que era un erudito de verdad, pero él no se preocupaba en lo absoluto por su aspecto, y además era pobre. Su jubba tenía algunos agujeros que había emparchado. Él era un erudito, y dijeron que éstos debían sentarse arriba y la gente común, abajo. Los eruditos debían discutir algunos asuntos. Mientras él estaba allí sentado, el sirviente de la casa llegó, observó y notó a aquel hombre. "¿Qué... qué haces tú ahí? ¿No te das cuenta de tu aspecto? ¡Pareces un mendigo! Bájate de ahí". Como él era un erudito [y] los eruditos no discuten con gente ignorante, bajó y se sentó entre la gente. Luego, comenzaron la reunión, y empezaron a discutir varios temas. Y surgió un tema que era muy difícil. Nadie podía conciliar [los puntos de vista]. Hubo griterío, mucho griterío. Entonces el juez dijo: "¿Alguno del resto de los presentes tiene alguna idea sobre ésto?". Él dijo: "Escuché, y tengo algo que decir sobre el asunto", entonces dio una explicación muy buena que los dejó muy sorprendidos. "¿Cómo es que ese hombre dijo ésto?". Se sintieron avergonzados de sí mismos y le pidieron disculpas. "Suba y siéntese con nosotros". Así él habló de muchas cosas y estaban muy contentos con él, pero todo terminó, [el erudito] pidió permiso y partió. Decían sorprendidos: "¿Quién es este hombre?".
Por ende, no deben llevarse de las apariencias de la gente. La apariencia no agrega ni una letra más de sabiduría a la gente. El verse bien, el ziynah/adorno -es decir, lo que es bello-, es la sabiduría que proviene de Allah. Eso es bello. El conocimiento también [es] de Allah. Esa
belleza viene de adentro; ese embellecimiento. La misericordia... todo eso está en el interior. No pueden... [aunque] usen cien chaquetas, no les pasará nada. Podrán ver a esa gente en todas partes del mundo. Especialmente -según dicen- la gente de la mafia se viste con muy, muy, buenos trajes y corbatas. ¿Y qué? Este también es un ejemplo de que lo que se lleva puesto no le otorga belleza a la gente.
Y hay otras cosas... también cuando ustedes visten Sunnah, barba, turbante y jubba, deben rendir respeto a estas vestimentas, porque la gente confía y entrega todo debido a esa apariencia; la apariencia de gente santa como el Profeta (aws), los Sheikhs, los awliya (amigos de Allah). Ellos bajan todas las defensas, no dejan ninguna defensa [en alto]; porque ellos son para Allah, se entregan. Si ustedes, luego de ésto, hacen cosas malas, será muy malo para ustedes. Pongan cuidado en eso también. Wa min Allah at-tawfiq, Al Fatiha.
Video Link:
http://saltanat.org/videopage.php?id=5064&name=2012-08-30_tr_BeyondAppearance.mp4
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