domingo, 19 de julio de 2015

"La vida es como un sueño."


La vida es como un sueño
Sheij Muhammad Adil al-Haqqani an-Naqshbandi.
 Sohbat del 5 de julio del 2015.



Audhu billahi min ash-shaytani r-rajim. Bismillahi r-Rahmani r-Rahim. Sean oraciones y paz con el Profeta Muhammad, Maestro de los Primeros y los Últimos. Madad (danos soporte), Oh Rasul'Allah. Madad, Oh Compañeros de Rasul'Allah. Madad, Oh Sheijs, dastur (autorícennos). Madad, Oh Sheij Abdullah Daghestani, Sheij Muhammad Nazim Al-Haqqani, dastur. Tariqatuna s-sohbah, wa l-khayru fi jam'iyyah.




La mayoría de la gente persigue algo a lo largo de sus vidas, pasan sus vidas corriendo tras algo que sus mentes inventaron y que se proponen alcanzar. Muchos de ellos mueren antes de conseguir lo que quieren y sus metas quedan inconclusas. Lo que quieren nunca llega a concretarse, e incluso si se concretara, no les aportaría ningún beneficio.




Uno de los líderes de las tribus árabes se hizo muy viejo y cayó en cama. Ellos solían pelear mucho. Un día, llegó un hombre en su caballo, y le dijo con alegría y brillo en los ojos: "Vencimos a esta tribu y capturamos sus castillos. ¡Sucedió lo que querías, conténtate con las buenas nuevas!". El hombre apenas podía hablar. Abrió sus ojos y lo miró, y dijo muy despacio: "Dale esa buena nueva a los que vienen después de mí. Yo ya no obtengo beneficio de la victoria y la conquista. Eso fue lo que quise toda mi vida, pero ahora que lo logro, me doy cuenta de que perseguí cosas inútiles. Eso ya es inútil para mí, que los que vienen detrás mío se alegren por ello".




La humanidad corre tras esos sueños vacíos todo el tiempo. Si corriéramos tras las promesas y buenas nuevas de Allah, moriríamos felices y en paz al final de nuestras vidas. Cuando Hz. Bilal al-Habashi estaba en su lecho de muerte, la gente iba a despedirse de él y a tratar de consolarlo diciéndole que no sufriera, pero Bilal al-Habashi recitaba poemas de felicidad. Decía: "Ghadan alqa l-ahibba Muhammadin wa Sahbah" - "Mañana me encontraré con mis amigos". Él estaba feliz porque iba a encontrarse con Hz. Muhammad y sus Compañeros. Decía que había alcanzado su objetivo.




Esa es la diferencia entre las personas. Como dijimos, la mayoría de la gente corre tras cosas inútiles que no les aportan ningún beneficio: corren tras los deseos del ego. Eso no tiene ningún beneficio, aunque lo tenga. Vimos a mucha gente rica -que amasaba millones y billones de dólares-, morir sin poder llevarse nada con ellos. Llegaron al nivel más alto que la gente común aspira y trata de llegar en general, pero eso no los benefició en nada. Si les preguntas, no tuvieron paz, juntaron todo ese dinero y no pudieron comprar paz. No les pasó nada: en ese trajín, su ego demandó mayores deseos, y eso les trajo más desazón.




Como dijimos, perseguir este mundo es como perseguir sueños vacíos. Es un sueño, la vida pasa como un sueño. Cuando despierte, el hombre se encontrará a sí mismo en su tumba y en el Día del Juicio. [En el sueño] no hay beneficio. Crean en el Akhira (Más Allá), esfuércense por su Akhira. Así, al partir tendrán paz en este mundo y en el Akhira, habrán ganado la vida verdadera, la vida real, no la vida del sueño, y habrán entrado al lado bello de la vida real. De lo contrario, la gente que corre tras sueños vacíos, también llegará a la vida verdadera, pero al lado malo de esa vida, que es peor que este mundo. Como ellos corrieron tras eso y lo plantaron en esta vida, lo cosecharán en el Akhira.








Todo el mundo sueña con algo en esta vida. Desde el comienzo hasta el final de sus vidas, la gente -la mayoría-, persigue sueños. Muchos de ellos no logran nada, parten de este mundo sin concretar sus sueños. Muy pocos realizan sus metas y objetivos, muy pocos. Y una vez que los alcanzan, ¿qué pasa? Nada cambia. Ellos piensan que al concretar [sus metas] alcanzarán el punto álgido de la felicidad, eso que en hindú se dice "nirvana" - el tope.




Eso piensa la ahl ad-dunya (gente de este mundo), la gente común que no acepta la vida eterna. Dicen que piensan que solo hay esta vida, y que deben apurarse y trabajar muy duro para llegar a ese punto, pero cuando llegan a ese punto, nada cambia dentro de sí mismos, en el interior del ser humano que lo consigue.




En los viejos tiempos, las tribus se peleaban entre sí. Había un viejo comandante, ya muy enfermo. Mientras dormía, vino un hombre a caballo, muy contento, con ojos brillosos y vociferando animadamente al jefe: "Capturamos el castillo, y la tribu te acepta, ¡son buenas noticias para ti!". El hombre lo miró despacio y dijo: "Dile eso a quien me sucederá y será tu jefe. Eso ya no significa nada para mí". Y no estaba feliz. Para la gente que corre tras este mundo y solo tras este mundo, es así.




Escuchamos de los viejos tiempos y de los tiempos actuales, sobre gente muy rica que aunó millones y billones, y no fueron felices. Tuvieron todo lo que un ser humano puede tener para una vida lujosa, de máxima riqueza, pero no fueron felices: sus egos son más demandantes que los egos de la gente común. Mientras más poder adquieren, más los ataca [el ego]. Sus egos son más fuertes que los egos comunes, y los hacen sentir miserables también en esta vida.




Las únicas personas felices son las que no tienen como objetivo esta vida, si no la vida postrera, la vida real. Como Sayyidina Bilal al-Habashi, el muezzin del Profeta (sas), que cuando estaba viejo y enfermo, la gente lo visitaba para animarlo, así este no sintiera temor, pero se sorprendían al encontrarlo muy feliz, sonriendo y recitando poemas. Decía: "Ghadan alqa l-ahibba Muhammadin wa Sahbah", que quiere decir: "Mañana me encontraré con mi amado Sayyidina Muhammad (sas) y sus Compañeros".Entonces, estarán muy felices. "¿Por qué vienen tristes? No estén tristes, yo iré a donde me lo propuse".




Esa es la diferencia entre los dos tipos de personas. Esas personas buscan la vida verdadera, la vida eterna, y cuando se mudan de este mundo, es para ir a la mejor parte de la vida verdadera. Las otras personas también se mudan, pero no serán libres, sean creyentes o no. Ellos también tendrán la vida eterna, pero en el lado malo, que es peor que este mundo. Esos apuestan, pero resultan perdedores.




Allah Azza wa Jalla, lo único que quiere de esas personas que no hacen nada -no adoran ni hacen bien-, es que no objeten la religión y digan "La ilaha illa'Allah, Muhammadan Rasul'Allah", así al final, puedan estar en el Paraíso. En cambio, si no creen en eso y hablan mal sobre la religión del Islam, serán perdedores para siempre. Y esto lo decimos solo en Ramadán, porque hay muchas personas que no pueden ayunar ni orar... no pueden hacer nada. Aun así, Allah tiene misericordia, y lo único que Él quiere es que no le asocien ningún dios y que acepten "La ilaha ill'Allah, Muhammadan Rasul'Allah". No apuesten: con solo dos palabras serán salvados.




Y esta vida es como un sueño. Solo cuando estén en la tumba o en el Día del Juicio despertarán y se lamentarán. Entonces, este es un consejo para todos los seres humanos.




Wa min Allahi t-tawfiq, Al-Fatiha.




Enlace al vídeo:
This Life Is Like a Dream - Bu Hayat Rüyaya Benzer - هذه الحياة مثل الحلم

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