martes, 21 de abril de 2015

"El Valor De Una Persona."


El Valor De Una Persona
Sheij Muhammad Nazim Al-Haqqani An-Naqshbandi.
 sohbat del 12 de junio de 1984.





Madad. Por el nombre de Allah Todopoderoso, Misericordioso, el más Benefactor y Generoso. Grandsheij dice que el madad... el madad llega. Madad es el poder espiritual que pasa de un corazón a otro. Al pedir madad, pedimos que el poder espiritual de los awliya llegue a nuestro corazón.



Él dice que ese poder espiritual, o ayuda divina, llega a cada asamblea según lo que pidan. Según nuestros deseos interiores, así llega la ayuda divina. Por ello, en la medida que estemos preparados o musta'id, dispuestos a tomar más, ellos dan más. Cuando alguien llega con una taza de café, [le] dan tanto como cabe allí. Si llega con una taza de té, [le] dan según esa capacidad. Si un hombre llega con una sopera, con un plato sopero, [le] dan más. Si llega [con] un... ¿qué es esto? Una jarra, un bote - si el bote es mayor, entonces ponen más. Ellos darán tanto como pidáis, nunca se acaba.



Nadie pide 1 litro de aceite y lleva una tacita de café. Pagó dinero... aún si está pagado, no cabe 1 litro en una taza de café, llega hasta aquí. No, no es agua, [aunque] penséis en agua. ¿Qué será entonces con el aceite? ¿Qué sucederá con algo más valioso, como el aceite? Un litro, un litro... no podéis ponerlo ahí. Decís: "Trae un recipiente más grande, así cabrá esa cantidad completa". Por eso, hay muchas cosas que ellos nos pueden dar, pero así se termina, se detiene. Un poquito, y cesa. Además, ellos lo cortan.



En cambio, yo pido más conocimiento de los awliya. Nuestro corazón, cuando entra en él la luz de la fe, se hace más amplio, más amplio, más amplio. Aún si ponéis océanos en él, podrá tomarlos. Existe una fe taqlid/imitada, y una segunda que es real. Real. La imitación es como una imagen sin alma, la segunda tiene alma añadida. Por eso, la fe real aún no entró en nuestro corazón. Cuando entre, el mundo entero será transformado. Nuestra visión, nuestros puntos de vista cambiarán por completo.



Todo será cambiado cuando la fe real entre en nuestro corazón y lo ilumine. Es como si a alguien ciego se le abren los ojos: entonces verá lo que antes no veía de su alrededor. Por ello, no penséis que ahora nos encontramos en una fe real. No, aún no.



Grandsheij me dijo algo, él me dijo: "En tiempos de la Primera Guerra, estuve en los Dardanelos". La más famosa, o las batallas más feroces, [fueron] en los Dardanelos. Él estuvo ahí de principio a fin, y no le sucedió nada. Aún con tan duras batallas como hubo ahí, nada. Una vez, él me dijo: "Estaba rezando el duha, la oración del duha..." -la oración situada entre la oración de la mañana y la oración de zuhr- "...rezaba el duha, y desde el mar, como en Nueva Jersey, una bomba". ¿Conocéis la bomba de Nueva Jersey? Un bombardeo desde un barco de guerra.



Él oraba y uno, el más grande, un barco de guerra de este color... Él rezaba aquí y eso llegó, llegó la bomba y explotó. [Todo saltó por los aires], y los que estaban alrededor desaparecieron. Él lugar donde él estaba, ese pedazo de tierra... desde ahí se levantó -desde debajo de esa explosión- y fue a la entrada. Y Grandsheij estaba... Él me dijo: "No caí así ni asá". Estaba en pie y terminó, hizo sajda y terminó.



Todo estaba cubierto de polvo, nadie veía nada. El comandante de la división gritaba: "¡Nuestro Sheij desapareció!", porque en el mismo lugar cayó una gran bomba. Al cabo, cuando el polvo se posó, vio que Grandsheij estaba sentado rezando. Corrió hacia él, y dijo: "Por amor de Allah, ¿qué hace?". "Estaba rezando, oh mi comandante". "¿Qué oración? No es hora de rezar, ¿qué oración es esa?". Él dijo: "No es zuhr ni asr - es la hora del duha, cuando el sol se acerca a la hora de máximo brillo".



Dijo [el comandante]: "Esa oración le salvó, de otro modo es algo imposible. Mire a su alrededor, ¡todo despareció! Estaba en el cuartel y salí, ¡murió mucha gente! Esta oración le salvó, y juro... juro que de hoy en adelante nunca dejaré pasar ninguna hora de oración" - tenía muchísimo miedo.



Él estuvo en la Primera Guerra de principio a fin. Grandsheij tiene jihad: jihad al-asghar, jihad al-akbar – él la completó. Y me dijo: "Oh Nazim Efendi, si te narrara lo que la gente y yo mismo sufrimos durante la Primera Guerra... vi sucesos y sufrimiento como para llenar este lugar de libros. Se podrían escribir muchos libros, pero todo eso pasa. Nada se detiene, todo pasa.



"Si se detuviera, nadie podría llevar la pesada carga de esta vida. Viene y se va, los sucesos de ayer se enterraron, ¡fin! Hoy llega una cosa nueva, y después otra. Si estuviera sobre vosotros y no pasara, nadie sería capaz de llevar la carga de esta vida. Eso pasó, es la voluntad de nuestro Señor.



"En nuestra división había un sargento armenio, que hizo preguntas a un soldado. Yo estaba presente, y llamó a una persona: '¿Cómo te llamas?'. 'Me llamo Ali'. ¿Sí? '¿Eres musulmán?'. Él dijo: 'Alhamdulillah, soy musulmán'. 'Dices que eres musulmán, [pero] también yo puedo decir que soy musulmán. ¿Basta con decir que se es musulmán?'. 'No, también digo Amantu billahi wa malaikatihi. Creo en un Dios Todopoderoso, en los ángeles, los Libros, los Profetas, el Último Día y el qadar; y en las escrituras, en todas las escrituras'.



Dijo el sargento armenio: 'Eso digo, lo mismo que tú, pero ¿basta para ser musulmán?'. 'No'. '¿Cuál es la señal? Si se trata sólo de hablar, también yo digo y hago lo mismo que tú y, en cuanto a namaz, hago la misma namaz' ". Ellos vivían en una población musulmana, un pueblo musulmán, [eran] vecinos. "Sí", dijo él. Entonces dijo Grandsheij: "Oh, mira. Pides una señal, y te digo que no basta decir con la lengua 'Soy creyente, soy musulmán', aún si dices que recitas el Santo Quran.



"La señal del musulmán y del verdadero creyente es que tiene una luz de su Señor Todopoderoso. Cuando mira hacia abajo, ve hasta el fin de este mundo. Cuando mira al piso de arriba, hacia arriba, puede ver hasta el fin del universo. Si mira hacia el Este, puede [ver] hasta el final del Lejano Oriente. Si mira hacia el Oeste, ve hasta el final de los países occidentales y, si mira hacia la qibla, ve la Kaaba". Entonces, él cayó sobre las manos de Grandsheij y besó sus manos.



Ellos dicen: "Esa es la verdadera señal de la creencia". A quien tiene fe -luz- en su corazón, procedente de Allah Todopoderoso, nada puede impedirle tener esa luz. ¿Lo entendéis? ¿Qué puede retener a la Nur Allah, la Nur/Luz de Allah Todopoderoso? La distancia nunca impide que esa persona vea, y la oscuridad no oculta nada de lo que contiene. Por ello, al llegar fe real a nuestro corazón, este se ilumina. Todo lo del universo está frente a él, y nada es secreto para él. Ese es el nivel de la fe real. Fe real.



Entonces, pedimos cada vez algunas luces, para ser firmes y mantener con firmeza nuestros servicios ante nuestro Señor Todopoderoso. El valor de una persona es acorde a las luces que hay en su corazón. Cuando entren luces en vuestro corazón, harán que este sea más amplio -mayor- que el universo entero. Encontráis a vuestro Señor en vuestro corazón. Los universos no pueden contener a su Señor, mientras que el corazón de los creyentes contiene a su Señor, el Todopoderoso. Debemos conocernos a nosotros mismos, pues no sabemos qué somos ni cuál es nuestro valor.



Había un palacio de los emperadores del Imperio Otomano, donde había un diamante. Quizá sea el diamante más famoso del mundo, el más grande. Hay una narración de cómo llegó a palacio ese diamante, el más grande y famoso: Un día, una persona de Estambul regresaba de la oración de la mañana, y vio en un basurero una piedra, algo extraño. Lo tomó de la basura: "¿Qué es esto?". Pasó por el mercado, por las tiendas. Vio a una persona que hacía cucharas, que fabricaba cucharas de madera, y se lo mostró: "¿Qué es esto, quieres comprarlo?".



Él miró: "Eh, puedo darte una cuchara por ello", dijo: "Toma esta cuchara". "Dámela" – estaba encantado con la cuchara. "¿Qué será esta piedra? ¡Allah sabe!". Esa persona no sabía, y se sintió muy complacido al tomar la cuchara – una cuchara grande, bonita. La puso aquí, pues los derviches llevaban una cuchara [en el lado] del khanjar. Ponían aquí la cuchara y, si alguien llamaba a comer, tomaban la cuchara y estaban listos – ¡era como un arma para los derviches!



Tomó esa buena cuchara y se fue. Entonces, también el cucharero se fijó: "¿Y si la llevo a un joyero u (orfebre)?". La llevó a uno de ellos, y dijo: "¡Mira! ¿Qué es esto, cuánto podría valer?". Él la tomó, y entendió qué era. Dijo: "No importa. Vale un qist, un qist de monedas de plata". Le dio un saco, una bolsa llena de plata. En su tienda... la tienda entera con todas sus cucharas, no rendía una bolsa de plata. Era demasiado: le embargó el placer y, feliz, se fue.



Entonces... él era especialista en esa joyería. La cortó así, brilló como el sol, y la reservó para el Gran Visir. El Gran Visir era el Primer Ministro en el Imperio Otomano. Se dijo: "Tengo algo apropiado para el Gran Visir". El Gran Visir pagó una cantidad de oro… miles de [monedas de] oro, y lo compró. Tras eso, lo presentó al Sultán, fue donde el Sultán.



Con esto quiero decir que todo es bien sabido para el conocedor, igual que con las piedras. El valor de las personas es bien sabido: lo conoce en su integridad Allah Todopoderoso, Quien los creó y les dio su valor. El siguiente en conocer mejor el valor de la gente es el Sello de los Profetas, paz sobre él, y los otros profetas toman de él en cuanto al valor de cada hijo de Adán. Después van los seguidores, los seguidores veraces de los profetas y del Sello de los Profetas, paz sobre ellos.



Ellos conocen el valor de la humanidad, toman a los hombres y arreglan cada lado. Tras eso, se pone de manifiesto el valor de cada uno -su verdadera figura-, y entonces los llevan a la Divina Presencia. En cambio, si no los acepta un profeta o uno de sus herederos, son como piedras desechadas. Pueden ser incluso diamantes, pero no estarán cortados ni preparados para engastarse en una corona. Sin tallar, no los pondrán en una corona.



Por ello, los profetas vinieron a preparar a la gente para ir hacia la Divina Presencia, hacia sus estaciones divinas en la Divina Presencia. A quienes se rinden a los Profetas, ellos les [ayudan]. Si escapan, no pueden [ayudarlos], y serán como piedras arrojadas lejos. Por ello, el trabajo más importante de los Profetas y sus santos, seguidores, awliyas... es dejar claro el valor de cada uno, organizando las cosas según lo prometido en el Día de las Promesas.



Si alguien pide estar en primera fila ante la Divina Presencia, debe seguir a los Profetas o a sus sucesores. Quien no los siga, no tiene valor. Se quedan como piedras, y terminarán recibiendo algunas pruebas al abandonar esta vida -también en el barzakh, entre esta vida y la siguiente-, para que su valor se ponga de manifiesto. Pero esos no estarán en primera fila, donde deben estar los profetas y santos. Nada vale quien se queda solo, y no sigue a un profeta y sus herederos.



Incluso en esta vida, si alguien no sigue estudios profesionales o universitarios, no llega a tener valor en la comunidad. Dirán que es uno más, alguien común y corriente. En cambio, quien sigue una universidad, institución o academia, y eso viene probado mediante un certificado o diploma, ese tiene valor. Por mucho que sepáis, si no seguís nadie os valora. No podéis ser médicos ni ingenieros, tampoco abogados, si no seguís una escuela.



Por ello, en la vida espiritual, quien mejore todo lo posible por sí mismo podrá tomar, pero no valdrá nada. Debéis seguir a un profeta. Por eso, los filósofos que piden alcanzar un punto determinado por sí mismos -sin seguir a ningún profeta- no tienen valor. Debemos seguir. En la medida que podáis seguir a uno de ellos, llegaréis a alcanzar vuestro verdadero valor, y ese valor será visible entre las criaturas de la tierra y de los Cielos.



Nadie puede llegar, en especial a posiciones celestiales, sin seguir a uno que sea de los Cielos. Todos los profetas son de los Cielos: si una persona no tiene relación con los Cielos, no será profeta. Y quien no tenga relación con los Cielos, tampoco será awliya. Es imposible, debe haber una relación entre esa persona y los Cielos.



Debéis seguir a personas que tengan relación con los seres celestiales: es decir, quien camina sobre la tierra no es un guía para vosotros. Podéis encontrarlo todo en la tierra, pero sin guía no encontraréis los caminos a los Cielos – es muy difícil, está muy lejos y es muy peligroso. Está lleno de peligros, por eso debe haber alguien [para] vosotros.



Llegaron a enviar cohetes al espacio, pero es muy difícil y peligroso estar ahí, o tenerlo bajo control. No podéis enviar cualquier cohete al espacio, ni a cualquier persona. Debe ser una persona preparada al efecto, con el mejor conocimiento de cómo enviarlo. Y enviar una persona de la tierra a los Cielos es más difícil que enviar un cohete al espacio. Por eso, no todos pueden hacerlo. ¿Quién puede hacerlo? Quien envía [a] los Cielos mediante el Profeta: él conoce el camino y sabe cómo enviar.



Esto llega desde el Profeta hasta Grandsheij, nunca es erróneo. No me digáis: "¿Por qué no envías?". Id a hablar con un ingeniero o experto que esté preparando un cohete, y decidle: "Envíalo ahora mismo al espacio" - ¿os hará caso? Él trabaja en ello, y cuando esté a punto...



Grandsheij me dijo que, cuando una persona está preparada para ser enviada a los Cielos, 40 eruditos que conozcan la Shariah a la perfección deberían estar con [él] durante 40 días, y preparar un informe de si esa persona está en lo correcto desde todos los puntos de vista. "Lo observamos día y noche. 40 días, 40 eruditos. En todas sus acciones y comportamientos, tal persona es perfecta. Según lo que sabemos, no hay nada malo en él". Presentan el informe, y estará listo para enviar.



Nosotros lo intentamos ahora... hacemos algo desde aquí, entonces llegan los egos y destruyen esta parte. Causan daño, y cada mala acción daña nuestro edificio interior. Intentamos construir, aunque es muy difícil. Pero somos principiantes, y no importa: estamos practicando, construimos, aprendemos y nos preparamos. Es suficiente estar aquí con humildad, escuchando. Eso nos da ayudas divinas, y hace que estemos preparados. Aunque sea en el último momento, nos iremos completados insha'Allah, estaremos completos e iremos a los Cielos.



Y buscamos que se nos abran las puertas pues, al ir de la tierra a los Cielos, muchas personas encuentran las puertas cerradas para ellos, porque no están preparados. Los envían de vuelta, para hacer que estén listos para subir. En cambio, quienes vienen y escuchan, aceptan y creen, estarán preparados -incluso en el momento final, antes de dejar esta vida- para alcanzar sus estaciones celestiales ante la Divina Presencia.



Y dijo el Profeta -paz sobre él- que hay una buena señal, el estornudo, como testimonio de las palabras veraces. Alhamdulillah, Alhamdulillah.



Enlace al vídeo:

The Value of a Person - Bir İnsanın Kıymeti - قيمة الشخص

No hay comentarios:

Publicar un comentario