lunes, 14 de julio de 2014

"UN SOL RESPLANDECIENTE EN MEDIO DE ESTRELLAS BRILLANTES."



Bismillâhi’r-Rahmâni’r-Rahîm

SULTÂNU’R-RUSUL

UN SOL RESPLANDECIENTE EN MEDIO DE

ESTRELLAS BRILLANTES

[Oh Muhammad,] eres realmente
De una naturaleza eminente
(Sagrado Corán, 68:4)

Discurso hecho por Maulana Sheik Nazim con ocasión del festejo en honor al aniversario del nacimiento del Profeta, sallaLlahu alaihi wa sallam, Milâdu’n-Nabîy, en Sri Lanka

Bismillâhi’r-Rahmâni’r-Rahîm. Honorables huéspedes y atendientes, musulmanes u otros creyentes cualesquiera en su Señor, bienvenidos a la celebración del Más Grande desde la pre-eternidad hasta la eternidad, de todos los que han sido creados. ¿Quién es ese?

Es la Misericordia para toda la Humanidad y para todas las criaturas. Fue el primero en ser creado y fue en honor a él que la totalidad de la creación ha venido a la existencia, y sigue viniendo a la existencia. Esta es una celebración muy humilde. Celebramos el cumpleaños del Sello de los Profetas, el último en la cadena de la profecía.

Cuando Allah el Altísimo envió a Adán y Eva fuera del paraíso a Serendib (Sri Lanka), Él les prometió que enviaría Su guía a sus hijos, a través de Sus profetas. Prometió enviar Sus mensajeros con el propósito de invitar a la descendencia de Adán a Su paraíso y a ser honrados en Su Divina Presencia. Como prometió, envió 124.000 profetas, y la profecía terminó con el Sello de los Profetas, sayyidina Muhammad, sallaLlâhu alaihi wa sallam. Ahora estamos en su tiempo y periodo. Su periodo comenzó con el primer día de su nacimiento, con el que honró a este mundo, y continua hasta el qiyâma, el Día del Juicio Final. Automáticamente, cada uno dentro de este periodo se convierte en su “nación”. Las naciones de los demás profetas han terminado y ahora estamos en la nación del “Alabado” y más “Amado”, sayyidinâ Muhammad (la paz sea con él).

Allâh ha dejado a la humanidad con libertad para aceptar o rechazar, para creer o negar. Allâh el Altísimo le ha concedido a la humanidad razón y voluntad, y a causa de esto no hace falta forzarla a aceptar o rehusar. Esto es porque nuestras mentes son suficientes para aclararnos en lo que es verdadero o falso, lo que es haqq y lo que es bâtil, y no se han atado ni nuestros pies ni nuestras manos. Si, nos ha dado el libre albedrío, con el cual o aceptamos a los mensajeros celestiales o no, y para distinguir entre verdadera guía y falsedad. Ahora bien, verdadera guía ha venido con el Último de los Profetas.

Su nombre Muhammad significa “El Alabado”. Es el Alabado desde la preeternidad, del azalî ilâ’l-abad; no necesita las alabanzas de las naciones, porque su Señor Allâh el Altísimo le ha alabado Él Mismo. ¿Qué es lo que podemos darle nosotros de alabanzas y gracias? Si comparáis estas alabanzas con las alabanzas y el honor que su Señor le ha dado y le sigue dando, son como un átomo dentro de un inmenso océano. Aunque toda la creación le glorificara, honrara y alabara, solo sería como una gotita dentro de un infinito océano en comparación con lo que le da Allah el Altísimo. 

Allâh el Altísimo alaba a Muhammad sin fin por el mérito de su honor. Sin embargo la humanidad es inconsciente, ignorante o envidiosa hacia lo que es el derecho del Más Amado de Allâh. Todos le necesitarán, y algún día tendrán falta de su intercesión, chafa’a. Todos nos acercamos al Día del Juicio (yaumu’l-qiyâma). Ese día nuestro camino acaba, y El que creó la humanidad la juntará toda para juzgarla. Será el día magno para la humanidad entera (yaumahumu’l-akbar). Ese día será una realidad para cada uno y verán ese día [la realidad] sobre sí mismos y los demás. Cada uno será visto como es en su propio ser.

Ese día no habrá dudas. Todos los profetas vendrán en sus rangos con sus luces (nûr) como estrellas y el Sello de los Profetas vendrá como un sol resplandeciente, y los rostros de todos se volverán hacia él y el corazón de cada uno le pedirá a él. El Señor Allah el Altísimo se oculta tras Su Grandeza y Muhammad, sallaLlahu alaihi wa sallam, es el representante del Altísimo. El Día del Juicio Final será Su “Alabado”, y Allah le llamará a “al-Maqam al-Mahmud” (el rango alabado).

Ese día la humanidad estará arrepentida y avergonzada por no haber hecho nada por el “Amado” y “Alabado” y por no haberle respetado bastante, porque sí, él es amado en la Divina Presencia del Señor Todopoderoso. Como Allah le ama y le concedió ser “Su Amado”, Él también quiere que Sus siervos lo hagan su amado.

Cada año celebramos con mucha humildad su nacimiento. Pero miro al mundo islámico y veo que cada año que pasa se le da menos respeto a este amado, a causa de una comprensión equivocada. Aquellos que le rinden menos respeto perderán el respeto a ellos aquí y en el Más Allá. Allah ha hecho a Su amado Muhammad (sall.) representar al haqq, y él pidió a los siervos que sean obedientes a Allah el Altísimo. También Allah exige a Sus siervos que amen a Muhammad y le respeten como sayyidina Muhammad, el siervo más respetado y honrado de Allah. He oído que cuando Sri Lanka era una colonia británica, los musulmanes de aquí celebraban el naciemiento de una manera mucho más luminosa y grandiosa. Decoraban y celebraban con todo tipo de hermosura y ornamento, y que rendían sus respetos de la manera más respectuosa. Era como la fiesta del ‘Id, y más todavía, cada año. Pero hoy tenemos una moda nueva de reformadores en el Islam. Se creen más sabios que nuestros ulemas, pero son ignorantes. Son tan ignorantes que no saben ni siquiera distinguir entre respetar y adorar. Son tan imbéciles que si alguien es respetado dicen que es shirk (asociar alguien a Allah). No entienden. Una cosa es el respeto y otra cosa diferente es la adoración. Hoy en día todo el mundo sabe a Quien hay que adorar y también sabe cómo se debe rendir respeto a Rasulullah (sall.) porque Allah el Altísimo ha dado orden a Sus siervos para que respeten a Su Amado Profeta. Pero estos imbéciles han traído al Islam bid’at (innovaciones).

Convierten los musulmanes en mushriks y a causa de esa gente los musulmanes débiles temen mostrar su respeto por el Profeta (sall.). Tienen tanto miedo, y yo les pregunto: -¿cuál es la razón que tenéis tanto miedo de mostrar vuestro respeto al Profeta recitando salawât (recitaciones u oraciones que piden las bendiciones de Allah sobre el Profeta Muhammad, la paz sea con él)?

Allah envía Sus salawât sin parar a Su amado Muhammad. Vosotros solamente lo haréis una vez al día, dos, diez, cien o tal vez incluso mil veces. Pero el salawât de Allah el Altísimo es infinito y para siempre. Es eterno y así también Sus ángeles lo recitan sobre el Profeta. ¿Cómo podéis decir que no se recite salawât? ¿Qué estupidez es la de estos reformadores? Esto es infidelidad (kufr) de parte de ellos. Allah el Altísimo manda:
-Oh mu’mins, recitad salawât y rendid vuestros respetos a Mi Más Amado y Alabado.” Pero ellos dicen:
-No, no lo hagáis, es harâm (prohibido), es bid’a (innovación)”.
-¿Qué es esta tontería?

Las mentes de la gente de hoy en día están ensuciadas por esos reformadores, y si no fuera por este hecho, este lugar no sería suficiente para los musulmanes que habrían venido a atender esta celebración hoy. No vienen ni siquiera a atender esta humilde celebración por su miedo.

Oh gente, oh creyentes, debéis entender lo que significa respetar. Cada yum’a los almuédanos exclaman InnaLlâha wa malâ’ikatahu yusallûna ‘alan-nabî (Allah y Sus ángeles envían sus bendiciones sobre el Profeta). Esto no es solo de yum’a a yum’a, sino para siempre, infinitamente. La alabanza de Allah es desde el principio. Aun no había nadie en la existencia siquiera, cuando esto empezó. Por esto es que decimos, que nuestro Profeta (sall.) no necesita nuestras alabanzas, porque Allah el Altísimo –innahu Hamîdun Mayîd- Él mismo se encarga por Sí mismo de Su glorificación, y también Su Profeta es así glorificado y alabado por su Señor el Altísimo Allah mismísimamente. Esos siervos que no recitan salawât son tan pequeños, como hormigas, no importa. Si recitan salawât y respetan al Profeta serán honrados. Si no lo hacen, dejadles que sean basura.

La imprenta del pie derecho del Profeta (sall.) sobre una placa de mármol. Si fuéramos a intentar a describir la grandeza del Amado Muhammad (sall.) durante esta celebración, no acabaríamos ni aunque estuviéramos hasta el fin del año o aun hasta el fin del mundo, porque él fue creado para ser el maestro de este mundo (sayyidul-‘alamîna). Fue creado para ser grandioso, por esto es grandioso. Podéis comprenderlo si utilizáis vuestra mente para pensar en ello. Viendo lo que hizo, entenderéis si es grande o no. La humanidad debe saber quién ha sido, y qué ha hecho. Sí, debéis saber quién fue, cómo vino, cómo vivió, y después podréis dar vuestro juicio sobre él. En un momento dado toda la humanidad vendrá a conocerlo. Ash·hadu lillâh, somos testigos por Allah como Allah es Testigo por él, y vosotros seréis testigos de su grandeza.

Rasûlullâh – shahidaLlâhu annahu rasûluhu, wa kafâ billâhi shahîdan, Muhammadun rasûlullâh. Como Allah es su testigo, aun si toda la humanidad lo negara, esto no es ningún perjuicio , si, no importa. El testimonio de Allah es suficiente, más que suficiente. Allah dice: -Doy fe de que es Mi representante, Mi siervo, Mi mensajero”. Estos hombrecitos algún día vendrán a declarar su grandeza. Deberán declararla porque la humanidad necesita paz en este mundo y salvación en el otro.

 No es posible que se establezca la paz aquí y tener salvedad allá, sin afirmar la grandeza de Muhammad (la paz sea con él) y sin ser su seguidor no se alcanzará nada de los propósitos que se puedan tener en ningún grado. Muhammad es el más grande. La humanidad debe usar la razón para reflexionar sobre él.

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