domingo, 4 de septiembre de 2011

Camino a la Claridad



Shaykh Nazim afirma que el énfasis principal en la vida de cada musulmán debe ser la lucha contra nuestros propios egos, siendo la esclavitud al ego la fuente de la desdicha y la miseria personales y, en última instancia, de las naciones. Y que cada cual, en sus familias, sus trabajos, su círculo de vida, debe renovar su situación siguiendo la luz de la enseñanza profética del Amado de Allah, Sayyidina Muhammad (saw).
Como defensor de la sharia o legislación islámica tradicional establecida por el Profeta del Islam, Shaykh Nazim ha mencionado en diversas circunstancias que el orden de las familias y de las naciones sólo puede residir en seguir la Voluntad Divina y en adecuarse a los preceptos divinamente revelados, o de lo contrario no puede haber verdadera paz en este mundo.
"Estamos intentando ser nada -dice frecuentemente-. Pues en la medida en que intentemos ser algo, nuestro ego va a engañarnos".
Cuando se dirige a un grupo de personas para darles algunas palabras, dice, no tiene ningún programa determinado de qué decir. Nunca prepara sus charlas de una manera programática. Más bien, afirma, abre su corazón a las personas que tiene frente a sí y recibe una inspiración y señal en ese momento, por la bendición de su Gran Maestro y en definitiva por su relación espiritual con el Profeta del Islam, para decir entonces aquello que pueda ser de beneficio no a las mentes sino a los espíritus de quienes lo están escuchando.
Tiene diversos representantes en todo el mundo, con los cuales los murids o discípulos se pueden mantener en frecuente contacto para llevar a cabo su progreso espiritual. La forma adecuada de establecer una conexión espiritual con Shaykh Nazim para sus murids es que éstos establezcan conexión con un representante suyo autorizado por el propio Shaykh Nazim para transmitir enseñanzas y cuidar del bienestar del alma de los murids.

Aparte de ello, si alguien es en verdad un Gran Maestro -dice-, es decir, si ha recibido ese encargo de parte del propio Profeta del Islam, entonces no importa qué distancia separe al murid del Gran Maestro, este último siempre tendrá su ojo espiritual puesto encima del murid. "Los corazones -dice- no conocen distancias, sólo nuestros cuerpos".

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